No es excesivamente complaciente con el mítico Elton John; se puede disfrutar, aunque resulta ser un producto predecible y diseñado para alcanzar el éxito comercial.
Todo es angustia, no logro sentirme cómplice de tanto sentimiento desbordado. El trabajo del director Rupert Goold es correcto y también frío. Ninguno de los personajes me apasiona. Contemplo esta tragedia desde fuera, sin entrar en ella.
Que James Franco haya destinado un presupuesto mínimo para su rodaje no justifica la falta de coherencia en la obra. El argumento carece del sentido del ridículo, al igual que los personajes, los diálogos y las situaciones presentadas.
Me la sé, pero funciona consigue sus objetivos: un calculado y seguro éxito comercial, y un sentimiento con lo que la gente se encontrará muy bien durante y después de verla. Y lo mejor, para mí, es ver a Mortensen.
Creo que Guillermo del Toro ha logrado su obra maestra, en la que todo funciona. Habla sobre la compasión con un lenguaje visual admirable, retratando emociones de manera profunda.
Retrata muy bien una época. Recrea su estética, sus colores, su atmósfera, sus actitudes ideológicas y sus frecuentes disparates siguiendo a alguien enamorado de la transgresión.
En ningún sentido es desdeñable este biopic. Se presenta con una narrativa tanto contenida como digna. Las nominaciones al Oscar de Eddie Redmayne y Felicity Jones son absolutamente merecidas.
No sobra ni falta un plano. Me siento hipnotizado de principio a fin. Sigo pensando en “Ida” después de verla tres veces. Es cine muy bueno, con estilo y aroma a tiempos lejanos.
Es una película vocacionalmente extraña que puede mantener moderadamente la atención, con clima desasosegante, con arquetipos y situaciones que llevan el identificable sello de sus autores, pero el resultado final no me apasiona.
Sobreviviendo con gracia a la caspa, esta historia es contada por David Trueba con arte, sutileza, emoción y un toque de gracia. Javier Cámara realiza un trabajo espléndido.
Nada brillante que destacar en 'Las mujeres de la sexta planta'. Está protagonizada por el tópico y el pasteleo, una combinación que la taquilla valora mucho.
No es despreciable, ya que busca aportar un estilo visual a las imágenes. Sin embargo, es una película superficial, excesivamente psicológica y pretenciosamente poética, centrada más en el diseño que en ofrecer una representación auténtica de los personajes atormentados.
Es una película descriptiva y narrativa, irónica y tierna, humorística y lúcida, un homenaje memorable a aquel pasote generalizado que montaron los hijos de las flores.
Lo que me cuenta, los consecuentes traumas que padecen tres hermanos por la rotura de matrimonio de sus padres y la huida de la madre, lo ha hecho con mejor fortuna el cine en bastantes ocasiones.