Exhaustiva, aunque insulsa biografía. Casi todo el tiempo tengo la sensación de impostura y debilidad narrativa. Aunque admiro la interpretación que hace Cate Blanchett de Dylan, todo lo demás me deja indiferente.
Todo funciona con perfección. Es una película tan sentida como primorosamente realizada. Me siento todo el rato dentro de ella. Su estética es poderosa. No hay desfallecimientos narrativos. Y todos los intérpretes resultan auténticos.
Tengo un serio problema con esta película, cuyos 150 minutos se me hacen largos. Y es que ninguno de sus personajes me resulta querible. Es una película monótona e inútil, olvidable.
La fuerza narrativa, la sutileza y el lirismo que caracterizaron al cine de Zhang Yimou aquí están ausentes. No hay nada que me irrite en 'Un segundo', pero tampoco nada que me apasione.
Otro panfleto de Spike Lee, que no invita a la reflexión del espectador, sino que impone su rígido punto de vista, buscando manipular constantemente. Su mensaje se vuelve irritante al ser tan lineal y carente de complejidad.
[Spielberg] no había abordado nunca el periodismo. Lo hace con deslumbrante solvencia. Son admirables la precisión, el dinamismo, la claridad y el tono que utiliza. Todo resulta creíble en esta película excelente. Y Meryl Streep está más allá del elogio.
El director Scott Cooper presenta de manera aceptable y convencional una historia que, bajo la dirección de Scorsese o Michael Mann, podría haber sido verdaderamente memorable. Es una película que puedes ver sin incomodidad, pero que rápidamente se desdibuja en la memoria.
El camboyano Rithy Panh narra su oscura infancia. Tiene la audacia de plasmar sus recuerdos del genocidio a través de figuras de barro, las cuales generan un horror y compasión similares a los que provocarían seres humanos en movimiento.
Soderbergh muestra con habilidad el exhibicionismo del lujo grotesco, la paranoia y el caos mental. Ha optado por dos actores emblemáticos de la virilidad, Michael Douglas y Matt Damon, quienes ofrecen interpretaciones sobresalientes.
Los personajes, los diálogos y las situaciones, así como la supuesta intriga, pretenden alcanzar una complejidad y excentricidad inteligentes. Sin embargo, todo resulta irritantemente vacío, falso, manierista y aburrido.
Burton se muestra en su elemento, pero no logra transmitirlo. Aunque intento involucrarme en lo que parece ser una celebración, mi sonrisa se congela y, en ocasiones, me inunda el aburrimiento.
Me deja una sensación de frialdad y aburrimiento. Reconozco que lo que le sucede a la niña resulta veraz, pero no puedo evitar mirar el reloj constantemente.
Alfredson ha captado el espíritu de Le Carré. Su estilo visual es tenso y pausado, logrando describir los matices y hacer comprensible una historia compleja en imágenes.