Sean Penn dirige con personalidad y solidez. Jack Nicholson me conmueve con su interpretación sobria y matizada del trágico personaje que encarna. A Penn le interesa más crear atmósferas, explorar las sutilezas psicológicas y ofrecer sugerencias que seguir una trama lineal o un suspense obligado de una película policial. La historia es profundament
Olivier Nakache y Eric Toledano presentan de manera notable en 'Especiales' el drama del autismo en su forma más severa y desafiante. Abordan este universo complejo con una mezcla de realismo y emoción, sin tratar de suavizarlo.
La aventura está bien contada, no fatiga a pesar de sus tres horas de metraje. No me provoca ni frío ni calor. Siento respeto por esta película, pero no amor.
Es difícil encontrar en los últimos veinte años un ejemplo tan maravilloso de cine puro y mudo como la primera parte de 'Wall-E', digna de Keaton y Chaplin.
Eastwood no logra transmitir ni un ápice de pasión, tensión o entretenimiento con su reconstrucción de la hazaña. La película se siente plana y monótona, resultando tediosa.
No me provoca ni frío ni calor. La atormentada, pero finalmente triunfante existencia del bailarín cubano Carlos Acosta está descrita con intención de complejidad y de sentimiento, pero en mi caso no se me contagia.
Aronofsky narra esta inquietante historia con un fuerte sentido visual, generando suspense y desasosiego. Sin embargo, resulta aún más frustrante que al final ese oscuro universo se transforme en un espectáculo superficial, carente de sustancia.
Un guion disparatado y con escasa gracia. No te ocurre nada malo por ver y escuchar esas intrigas, pero se supone que pretenden provocar diversión. En mi caso permanezco en plan iceberg.
El tema es fuerte, pero tal como está narrado no me provoca implicación emocional. Veo y escucho la serie sin desagrado, pero tampoco más, ni frío ni calor. Lo que más me gusta es la interpretación de Marisé Álvarez.
Costa-Gavras adopta un tono didáctico que resulta incómodo, casi como si nos tratara como a estudiantes de primaria. Las buenas intenciones son indiscutibles, pero a la vez, noto la falta de talento en esta fábula contemporánea sobre David y Goliat.
La calidad narrativa es inexistente. No hay fuerza, complejidad ni impacto en sus imágenes, que resultan poco memorables. ¿Qué es lo que ofrece un mínimo de entretenimiento? Los actores y las actrices.
Ha sido usted grande, señor Redford. Veo su última película asociada a ese triste y lógico concepto del testamento. Es ligera, encantadora y agridulce.