Algunos disfrutarán enormemente del violento y vertiginoso universo, mientras que otros se sentirán abrumados por un esquema predecible que revela la falta de esfuerzo creativo por parte de los guionistas.
Su encomiable lección de historia me resulta bastante tediosa, me desintereso de los dramáticos recuerdos de esos hombres y mujeres que hablan en planos fijos que no se acaban nunca.
Otro ejemplo del espeso cine iraní que se ha puesto de moda, el estilo es tan plano que no siento empatía por el sufrimiento y el amenazador destino de tantas víctimas inocentes. Logra que me cierre los ojos.
Mezcla diversos géneros de manera poco equilibrada. A pesar de que Santos ofrece una potente estética visual, a menudo me siento desubicado en este cóctel narrativo. Aunque hay momentos inquietantes, hay más ambiciones que logros.
El enfoque de Michael Moore, que alguna vez fue innovador, ha caído en patrones predecibles. Su estilo ha perdido frescura y se siente pesado. A pesar de que el mensaje que presenta es auténtico, se vuelve monótono y poco interesante.
Una narración impactante que explora las dinámicas de poder. El director Im Sangsoo se presenta como un narrador tanto complejo como auténtico en su representación de la incesante lucha entre las clases sociales.
Y no te crees nada, aunque el envoltorio del vacío intente ser solemne y de diseño. Y los intérpretes están inanes o lamentables. La única sensación que permanece de principio a fin es la del tedio.
Spielberg no logra transmitir su compleja fantasía. 'Mi amigo el gigante' no logra generarme la más mínima fascinación por la historia que está contando.
No comprendo el desamparo del niño que grita, su fuga no me provoca emoción y resulta bastante tediosa. Sin embargo, hay imágenes interesantes y las cautivadoras melodías de Karen O aportan algo. Pero al final, todo se siente como meras anécdotas, simples ornamentos de la falta de contenido.
Todo parece amateur en el tan bienintencionado como arbitrario guión, en su chapucero desarrollo en imágenes, en actores y actrices patéticamente limitados.
Jonathan Glazer capta de forma intrigante la vida diaria de los verdugos nazis en su película. Sin embargo, ciertos aspectos de su estilo visual, que parece demasiado elaborado y en ocasiones pretencioso, me generan cierta incomodidad.