Me atrae lo que veo y escucho, pero también me inquieta. Si bien el inicio es dinámico y vibrante, el desarrollo y el final se sienten excesivamente dulcificados, festivos y predecibles. Al recordarla, se me viene abajo. No logro creérmela.
Inteligencia, tono y talento. una película con personajes y situaciones tan atractivas como creíbles, diálogos en posesión de agudeza y alma, actores espléndidos.
Una película que se acerca en el tono, en el estilo, en su tragicómico retrato de la existencia a aquellas perdurables comedias que alguna vez hizo el cine italiano.
Un encanto y una gracia notables. El tiempo se te hace muy corto y abandonas la sala con una agradecida sonrisa. Los presuntos marcianos de Kaurismäki están llenos de vida.
Woody Allen divierte con su magistral estilo. Ofrece un nuevo recital de inteligencia y lucidez, además de una profunda comprensión de los anhelos, miedos, miserias, engaños y grandezas de la condición humana.
Una comicidad en estado de gracia. Allen, con un desbordante sentido de la lógica, presenta lo mejor de sí mismo. Es puro ingenio; imagina lo que a otros no se les ocurre y ofrece una forma tan compleja como valiosa de observar la vida.
Una película irregular, pero turbadora. Es una rareza que posee un extraño encanto, con un tono más sombrío que humorístico y un lirismo inusual que alterna entre momentos de intensidad y calma.
No me sirve para reconciliarme con Kitano pero es más digerible. Logra que sientas comprensión y ternura por este alienígena, por alguien suicida que siempre tuvo pavorosamente claro lo que quería hacer.
Dos horas y media que acaban haciéndose interminables. Es una película que no provoca ni frío ni calor, aunque se empeñe en ser intensa, agridulce y compleja.
Simpática, inteligente y alejada de las convenciones. Sin embargo, tengo la impresión de que ya la he visto anteriormente. La habían promocionado como una obra maestra, pero no lo es. Aun así, vale la pena.
Material tan dramático y lúgubre adquiere una fluidez, una complejidad y una gracia notables en manos de un director que sabe alternar las luces y las sombras, explotar el lado cómico de situaciones trágicas. Interpretación comparable a la que logró en la preciosa comedia "Mejor imposible"; te hace reír, te emociona, te enamora.