Brillante y superficial. Su habilidad para plasmar la estética de la vacuidad es innegable. Sin embargo, me parece que carece de situaciones o emociones que realmente logren resonar en mí.
El hecho de que Allen nombre su nueva película 'Día de lluvia en Nueva York' promete una experiencia encantadora, llena de melancolía, malentendidos, encuentros sorpresivos y momentos inesperados. Su encanto perdura en mí a lo largo de toda la proyección.
Cartas del parque es una obra que resalta la esencia del romance, mostrando de manera pura y delicada el vaivén emocional y la evolución de sus personajes. Su narrativa es inteligente y sensible, combinando humor y piedad para ofrecer una visión conmovedora.
Hany Abu-Assad presenta una visión realista y amarga de la vida. Logra que actores sin experiencia parezcan auténticos, transmitiendo de manera efectiva el malestar, la inquietud y la incertidumbre que sienten los personajes.
No hay suspense, todo se siente prosaico y mediocre. La complejidad y la inteligencia que Allen solía presentar han sido reemplazadas por la rutina y una falta de emoción, sin nada interesante que ver ni escuchar.
Frémaux no solo tiene un profundo conocimiento de la historia, sino que la presenta de manera cautivadora y emotiva. Durante la proyección de estos documentales, siempre siento una curiosidad constante, una sonrisa de satisfacción y agradecimiento por esta hermosa crónica.
Las expectativas de que vas a ver algo grande se acaban a los 10 minutos. A partir de ahí comienza una cadena de despropósitos, diálogos enfáticos, situaciones huecas, personajes que se convierten en involuntaria parodia.
Penetrante retrato de la sensibilidad infantil y la interpretación abarrotada de naturalidad, matices y veracidad de los niños. Sin embargo, el ritmo es demasiado moroso y el desenlace está innecesariamente alargado.
Me cautivan los primeros planos prolongados que transmiten insatisfacción, desconfianza, temor y mentiras. Estas imágenes, junto con la atmósfera y los sonidos, poseen una fuerza, un estilo y una autenticidad innegables.
El filme carece de coherencia y realismo, convirtiéndose en un tedioso y exasperante desvarío de un creador cuya supuesta genialidad es aclamada por la cinefilia más elitista.
Sabroso documental. Resulta conmovedor escuchar el testimonio de maduros o viejos melómanos sobre lo que supone para ellos ver en directo a estos legendarios señores.