Lacuesta es un eterno buscador de un estilo propio y distinto para contar historias, pero me resulta imposible conectar mínimamente con esa estética rebuscada, experimental, vacua.
Realista, complejo, admirable Scorsese. La parte final, hablando del ocaso y la devastación física y mental, me parece uno de los grandes desenlaces de la historia del cine.
No sabía nada sobre lo que sucedió con Laurel y Hardy tras su apogeo. 'El Gordo y el Flaco (Stan & Ollie)' narra su historia con ternura y gracia, de manera inteligente y estética, reflejando un encanto nostálgico de otra época.
A los cinco minutos ya estoy atrapado por las situaciones tragicómicas y surrealistas que presenta esta película. Está impecablemente dirigida, con un ritmo modelado que se ajusta perfectamente a cada plano y secuencia. Es ágil, sorprendente y realmente divertida.
En esta estupenda película de Paolo Virzì, la interpretación grandiosa es la de la volcánica Valeria Bruni Tedeschi. Es una película bonita, vital, imaginativa, desgarrada, alegre y triste.
La película japonesa 'The boy and the beast' me permite disfrutar de su visual y sonoridad sin experimentar ansiedad, es sumamente correcta pero carece de sorpresas.
Aunque lo que narra es trágico, el director no renuncia a provocarnos la sonrisa. Su forma de contar la historia es precisa, sugerente, elegante, sutil y compleja. Ricardo Darín ofrece un recital inolvidable.
Los 70 minutos se me hacen cortos, reconozco en la forma de contar el espíritu de un cine lejano. Es una película que logra lo que se propone y tiene un cierto encanto, además de reflejar amor hacia lo que se está haciendo.
El guion se centra completamente en sus veteranas estrellas, y tiende a ser excesivamente amable y convencional. No es una película criticable, aunque tampoco resulta emocionante. Aunque intenta emplear el humor en numerosas ocasiones, cae en un exceso de suavidad.
Insoportable, una película que parece una tontería con pretensiones, adornada con la etiqueta de indie. Sus personajes, situaciones, diálogos y actuaciones son realmente lamentables.
Lo que relata Mungiu resulta intenso y trágico, aunque en ocasiones se siente denso y agotadoramente repetitivo. Su historia se extiende innecesariamente a 150 minutos, y a partir de la primera hora, el retrato del dolor y el paroxismo se vuelve interminable.
Cuenta con gracia y sutileza la imposible historia de amor entre dos amigos cuarentones y una chica repentinamente huérfana a la que han acogido temporalmente en su casa. En sus mejores momentos, me recuerda al cine de Claude Sautet.
Garrel consigue que lo que debería ser un mapa del sufrimiento y de grandes expresiones sobre las miserias de la condición humana, provoque indiferencia y hastío.
Película con cierto ritmo y en la que ocurren cosas, aunque ni ellas ni los personajes que las viven te provoquen algo más que una mueca de hastío. (...) Y encima tienes que aguantar todo el rato el careto de Stiller haciendo de excéntrico atormentado.
Todo fluye y palpita en esta película magistral, concebida con los medios justos, con enorme talento, con sentido moral. Es normal que la emoción explote con un desenlace tan imprevisible como épico.