No es excesivamente complaciente con el mítico Elton John; se puede disfrutar, aunque resulta ser un producto predecible y diseñado para alcanzar el éxito comercial.
Que James Franco haya destinado un presupuesto mínimo para su rodaje no justifica la falta de coherencia en la obra. El argumento carece del sentido del ridículo, al igual que los personajes, los diálogos y las situaciones presentadas.
Me la sé, pero funciona consigue sus objetivos: un calculado y seguro éxito comercial, y un sentimiento con lo que la gente se encontrará muy bien durante y después de verla. Y lo mejor, para mí, es ver a Mortensen.
Retrata muy bien una época. Recrea su estética, sus colores, su atmósfera, sus actitudes ideológicas y sus frecuentes disparates siguiendo a alguien enamorado de la transgresión.
Es una película vocacionalmente extraña que puede mantener moderadamente la atención, con clima desasosegante, con arquetipos y situaciones que llevan el identificable sello de sus autores, pero el resultado final no me apasiona.
Sobreviviendo con gracia a la caspa, esta historia es contada por David Trueba con arte, sutileza, emoción y un toque de gracia. Javier Cámara realiza un trabajo espléndido.
Nada brillante que destacar en 'Las mujeres de la sexta planta'. Está protagonizada por el tópico y el pasteleo, una combinación que la taquilla valora mucho.
No es despreciable, ya que busca aportar un estilo visual a las imágenes. Sin embargo, es una película superficial, excesivamente psicológica y pretenciosamente poética, centrada más en el diseño que en ofrecer una representación auténtica de los personajes atormentados.
Es una película descriptiva y narrativa, irónica y tierna, humorística y lúcida, un homenaje memorable a aquel pasote generalizado que montaron los hijos de las flores.
Lo que me cuenta, los consecuentes traumas que padecen tres hermanos por la rotura de matrimonio de sus padres y la huida de la madre, lo ha hecho con mejor fortuna el cine en bastantes ocasiones.
Tengo un serio problema con esta película, cuyos 150 minutos se me hacen largos. Y es que ninguno de sus personajes me resulta querible. Es una película monótona e inútil, olvidable.
Otro panfleto de Spike Lee, que no invita a la reflexión del espectador, sino que impone su rígido punto de vista, buscando manipular constantemente. Su mensaje se vuelve irritante al ser tan lineal y carente de complejidad.
El director Scott Cooper presenta de manera aceptable y convencional una historia que, bajo la dirección de Scorsese o Michael Mann, podría haber sido verdaderamente memorable. Es una película que puedes ver sin incomodidad, pero que rápidamente se desdibuja en la memoria.
Los personajes, los diálogos y las situaciones, así como la supuesta intriga, pretenden alcanzar una complejidad y excentricidad inteligentes. Sin embargo, todo resulta irritantemente vacío, falso, manierista y aburrido.