Loach narra con un enfoque simple la historia de un padre de familia. Su defensa del cine austero es contundente y crítica, arremete contra el capitalismo digital de manera rápida y dolorosa.
Rosales ha transformado la radicalidad en una conexión más cercana, creando una película que invita a la empatía del espectador. Es un filme dinámico que capta la atención, pero a la vez plantea un desafío menor.
La evidente química entre Hale y Stowell hace que la relación, aunque carezca de suspense, sea más llevadera. Los diálogos brillan por su ingenio y recuerdan a las comedias clásicas en un ambiente moderno.
Aseada y solventemente protagonizada por un Miguel Ángel Solá en un papel exagerado, el tono teatral de su actuación aporta una solemnidad que contrasta con los diversos personajes que conoce en su camino.
Muccino revitaliza el subgénero de películas sobre entrenadores de equipos infantiles, transformando el legado de estas historias en una versión que recuerda a 'Mujeres desesperadas', pero con el fútbol como telón de fondo.
La película se centra en la mirada introspectiva del protagonista hacia su historia, enriquecida por imágenes de archivo significativas y, lo más importante, por su atenta y poética reflexión sobre su propia música.
El entrañable encanto de un filme imperfecto con todos sus fallos, hay algo que embruja; un encanto especial que hace fácil el discurrir de la historia.
Ficción brillantemente sostenida por Bekhti, Leklou y Bourgoin que remite a 'Sommersby' o a 'El regreso de Ashby', aunque presenta cierta monotonía en su realización. Se echa de menos un poco más de energía.
Bollaín se adentra de nuevo en el cine social, logrando una obra excepcional al entrelazar varias historias en una sola, mostrando un gran nivel de construcción y cohesión.
'Trainspotting' con acento flamenco narrado en primera persona a golpe de insertos. La estrafalaria propuesta se vuelve simpática, aunque puede perderse en su propio contenido.