Todo fluye más allá del acierto formal de ese plano continuo y de la experiencia inmersiva. Barantini logra captar nuestra atención con un gran Stephen Graham.
Pequeño documental encantador que rinde homenaje al padre de la cocina vasca y española moderna. La gran decisión de Altuna ha sido permanecer en casa.
La gran virtud de este sencillo filme de encuentro entre dos desamparados es que sabe rehuir el tremendismo y se escora hacia la completa aceptación del otro.
El drama se adentra en un suspense espiritual en el colegio. Al final, un naturalismo emocional completa el conflicto de la protagonista, interpretado magníficamente por Cathalina Geeraerts.
Se sustenta en el talento para hacer reír sin límites de Julián López, ubicuo en el filme. Pero además, la capacidad de Galán Galindo de sincretizar hasta el paroxismo se hace querer.
Todo lo que sucede, además de ir a un ritmo vertiginoso para mantener el interés en cada escena llena de sangre, se fundamenta en los continuos guiños al espectador que disfruta de este tipo de contenido. Sin lugar a dudas, quienes aprecian el género celebrarán este derroche de gore sin complejos.
Para cualquier amante del cine, será sencillo conectar con esta pequeña película que busca rescatar la esencia del cine a través de la esperanza y una mirada hacia el futuro, aunque su enfoque resulte un tanto utópico y naif.
Con una dirección contenida de Legrand, maneja una indulgencia serena que no es apta para el label ‘comedia francesa supertaquillera’. Jaoui dignifica con humor las contradicciones del progresismo.
Aunque en algún momento bordea el desastre, la sencillez de la propuesta, ceñida al molde, acaba acercándola a éxitos buenistas con pimentón. El peso de la propuesta lo carga Tom Hanks.
Peña es el elemento central, el metrónomo que establece el ritmo pausado de una película que, aunque no se aleja de los clichés, los aborda con dignidad y cuenta con un elenco en perfecta armonía.
Hay un toque de populismo cinematográfico en este entretenido sainete. Es una comedia bien interpretada que ha logrado sobrevivir, aunque con escasos recursos, a la burbuja inmobiliaria.
Torregrossa, con la invaluable colaboración de Carmen Ruiz, Javier Cámara y Raúl Arévalo, ha logrado captar el tono amargo ideal que permite que esta comedia trascienda a sus propios chistes.
Conocerás a Woody Allen, pero no al Woody Allen auténtico. Un filme hecho con molde de fábrica para ser reconocido, pero vaciado de toda enjundia. Es un sucedáneo.