Me parece lo peor que ha rodado Tarantino en su vida. Casi todo se antoja gratuito y efectista, y su supuesto objetivo pierde impacto debido a la infantilización exhibicionista.
El filme da la impresión de que podría haber explorado más a fondo sus intenciones. Nunca logra establecer una conexión efectiva entre lo tangible y lo sobrenatural.
Un audaz y kubrickiano recorrido hacia la esencia de la locura. El efecto que genera esta película eleva al director británico a un nivel superior, listo para enfrentarse a los más destacados cineastas de la actualidad.
Apreciable aunque, con el tiempo, decepcionante. Ruizpalacios muestra energía y determinación, pero le falta el dominio de los detalles sutiles. Es una pena.