Todos los actores y actrices bordan sus papeles. «Al encuentro...» cuenta lo que decide y no la verdad absoluta, pero a pesar de los vaivenes en el guión, hay momentos musicales estupendos que logran mantener la atención del público.
Entre escenas reales del juicio y un exceso de palabras, en ocasiones con un tono didáctico que afecta la película, el público llega a comprender más sobre la vida de los exiliados en Norteamérica y el daño irreversible que les causó Hitler, al mismo tiempo que se presenta a la astuta Arendt.
Un drama con un marcado tono de thriller estadounidense que presenta una frialdad perjudicial para la narrativa. Aunque la ambientación logra reflejar una realidad opresiva, la historia resulta insatisfactoria.
¿A cuento de qué una comedia con tanto «gag» gótico cañí sin gracia? (...) Personajes que van, que vienen, que hablan y sueltan, cielos, otro mal chiste, y en los que apenas profundiza, da la impresión de quererlos poco o no conocerlos bien.
Delicada película. Con humor y sensibilidad, que no sensiblería, el cineasta nos guía por el duro día a día de estos fantásticos personajes sin grandes dramas para reflejar esa metódica y unida lucha por sobrevivir.
El filme resulta impactante, difícilmente digerible, sobre todo, durante el violentísimo y largo tramo final, pero necesario al cabo para entender y masticar tanta barbarie fundamentalista.
Nueva y potente adaptación de los famosos videojuegos. Todo funciona como un reloj acelerado. Es un filme muy entretenido que sabe mantener todo el tiempo un ritmo endiablado.
Este thriller dramático, a pesar de una potente e inquietante media hora inicial y de varias sólidas interpretaciones, pronto deriva en una historia que se va tornando previsible y en la que sobra algún que otro personaje y trama secundarios.
El filme resulta perturbador tras un arranque violento, la cinta trastabillea un tanto en su metraje intermedio para, durante el último tramo de la misma, levantar la cabeza.
Naomi Watts siempre ofrece una interpretación impactante, sin importar lo estereotipado que pueda ser el papel. El trabajo de Glendyn Ivin es bienintencionado, pero resulta algo superficial y típicamente televisivo.