El cineasta sabe medir las distancias como un buen boxeador, sabe cuándo amagar el golpe y cuándo lanzar su mejor puñetazo. Zannou recurre a ciertos tópicos y parece no profundizar en las razones, pero la película logra evocar esa sensación de sudor y rabia.
Atípico drama psicológico con elementos fantásticos que atrae la atención, aunque presenta algunos problemas en su edición y presupuesto. Sin embargo, vale la pena verlo.
La cámara de Calparsoro se desplaza con elegancia entre los autos de alta gama, mientras el guión presenta giros intrigantes en un thriller con una sólida calidad técnica.
Se trata de una propuesta superficial, que se mueve constantemente entre la comedia y el drama, sin definir su rumbo. Es predecible que acabe por imponerse un largo trago de whisky.
Lo más entretenido es el prólogo. A partir de ahí, aquellos que busquen un guión que tenga una estructura coherente o que tenga sentido encontrarán dificultades.
Divertida y gamberra frikada, esta película destaca por sus ingeniosos toques de humor y una buena dosis de diversión. Es ideal para adolescentes y también para adultos que disfrutan del desenfado.
Largo en stop motion y 3D decimonónico, es técnicamente impresionante. La historia de Víctor y Sparky es conmovedora y profunda, lo que convierte a la película en una experiencia dolorosamente triste.
A nadie le debería importar cómo dirige Steven Soderbergh en los últimos años, ya que el resultado de su labor es una obra que se siente casi clásica, con tintes de dolor y una belleza imperfecta.
Esta comedia romántica presenta una dosis de realidad que la aleja, afortunadamente, del amaneramiento y el exceso de dulzura que suelen definir a la mayoría del género. Sin embargo, hay un elemento que no termina de encajar en el conjunto.
Pequeña, teatral y notablemente «british», se valora la existencia de una película que presenta a los ancianos con el deseo de seguir dando guerra de una manera elegante.