Schöller se esfuerza por insuflar a este filme austero que roza en ocasiones abiertamente el tono melodramático de las suficientes dosis de verdad y calor humano.
El inicio de este thriller lento es aceptable, pero rápidamente empezamos a anticipar lo que sucederá y los lugares comunes de películas similares comienzan a inundar la trama.
Sobrecogedora, dura bastante, lo que provoca que ciertas situaciones resulten repetitivas. El ritmo es lento, excepto en la última media hora, pero quienes disfruten del género lo encontrarán estimulante y aterrador.
Un producto llamativo y colorido que, a pesar de su duración de más de dos horas, logra evocar la nostalgia por las vivencias de aquella niña de zapatos rojos. Es visualmente atractivo, aunque en ocasiones su ritmo puede parecer irregular.
El problema radica en dos aspectos: por un lado, el escaso conocimiento que tenemos de los protagonistas impacta negativamente en la película, y por otro, el desenlace es apresurado y algo desastroso.
Espléndidamente fotografiada y poseedora de una extraña poesía a pesar de que el pesimismo y el abandono respiren en casi todas sus escenas, la propuesta de Jimenéz no ha sido planeada desde luego para eso que llaman gran público.
Entre «Deliverance» y algún título de «Matanza de Texas», la película se presenta como una experiencia oscura y desgarradora, con actuaciones memorables de Charlotte Vega y Matthew Modine, logrando un ambiente gore y aterrador que proporciona un buen rato de inquietud.
A pesar de ser un poco excesiva en su discurso, con diálogos prolongados que a veces ralentizan el ritmo de la película, se trata de una obra esencial para comprender la Polonia de tiempos pasados y, posiblemente, la de hoy.
Comedia llena de robos y malentendidos, que ofrece un entretenimiento ligero con un toque algo retro. No se presenta nada extraordinario ni gags memorables, sólo un deseo de entretener al público.
El silencio se siente abrumador, a pesar de que Nóvoa pone toda su energía en una interpretación limitada. La actuación de Laia Marull tampoco logra romper esta atmósfera introspectiva, ya que la narrativa se siente demasiado simple.
Una comedia de acción muy divertida, con un elenco excepcional que brinda grandes actuaciones. La película también incorpora un mensaje social que le añade profundidad al entretenimiento.
Telefilme de altos vuelos y vacío contenido, la película no logra incomodar ni alterar a los espectadores, lo cual es preocupante para un thriller violento.
Francis Lawrence ha logrado mejorar la película original al añadir la acción y la emotividad que necesitaba, además de ofrecerle una madurez que permite que la historia evolucione de manera efectiva.
Los primeros minutos del filme sugieren una trama interesante, pero pronto se desvanecen. John McClane, que solía ser un personaje carismático, parece carecer de importancia para el director y los guionistas. Es lamentable recordar lo lejos que estamos de aquel encantador y algo absurdo protagonista en camiseta.
Una obra lúdica que combina poesía y una inquietante atmósfera. El humor se entrelaza de manera sorpresiva, ofreciendo una experiencia que evoca el cine clásico de antaño.
Gerardo Herrero presenta un retrato intenso y realista del terrorismo islámico. Esta película se desarrolla como un thriller vertiginoso que mantiene al espectador al borde del asiento.