Al final, no se centra en la atracción entre dos individuos, sino en cómo el espectador se enamora de la imagen y en las complejas interacciones que ocurren entre el público y la pantalla.
Aunque es claro que la película busca ser honesta, se siente más como un reconocimiento modesto de errores que como una crítica a la falta de responsabilidad tanto intelectual como creativa.
Una película de Woody Allen que resulta aburrida y tediosa. A pesar de su intento por replicar el estilo confesional de '8½', esta obra de 1980 se siente como un interminable torrente de veneno.
Es entretenida y tiene momentos entrañables, aunque los aspectos más sutiles de la película se ven opacados por una intensa ambición y una sensación de repetición.
Varios de los trabajos menos conocidos de Hitchcock se revelan como cintas fascinantes si se les concede la oportunidad más allá de la etiqueta de thriller.
Alfred Hitchcock logró superar este primer hito en múltiples ocasiones a lo largo de su carrera; sin embargo, sigue siendo una obra destacada por su capacidad de entretener.
La secuela de 'Charade' no alcanza el nivel de la película original, sin embargo, a pesar de contar con Gregory Peck y Sophia Loren en lugar de Cary Grant y Audrey Hepburn, resulta ser un entretenimiento satisfactorio y bien elaborado.
A pesar de la evidente energía en la edición, no pareciera que esta película sea de Don Siegel, un director conocido por su excelencia en el género de acción.