Le falta más que corazón a este guion pesado y psicológicamente débil. Para una película que busca mostrar lo que hay debajo de la superficie, resulta bastante superficial.
Presenta casi cuatro décadas con los logros de Hamilton y ofrece un admirable análisis de su implacable voluntad. Es más estimulante cuando nos sitúa en las aguas agitadas.
Es todo humo y espejos, nada de sustancia. Toca temas básicos como la familia, la amistad y la inclusión pero rechaza los fundamentos de la caracterización y la historia.
Esencialmente, este es un film sobre el vacío existencial, y aún así es hermosa y se siente viva, al mismo tiempo que está tan llena de humor como de melancolía.
Para un personaje tan volátil, Latifah ofrece una interpretación refrescante y comedida, y su imponente calma imbuye seriedad en una serie de escenas clave.
Poco convencional, audaz e implacable en todos los aspectos. Dará que hablar, será apoyada por la crítica y servirá de modelo para futuras películas sobre artistas.
Si bien casi todo lo que sucede en esta comedia romántica adulta se ve venir a una milla de distancia, el toque seguro y la cálida mirada hacia los personajes de la directora danesa Susanne Bier hacen que la película sea entretenida y satisfactoria.
Los arcos narrativos principales están bien elaborados y aunque sean bastante predecibles, no impiden que sea una experiencia visual satisfactoria y apasionante.
Su acervo histórico, ambientado en los años 80 ofrece una sólida base, actualizada de manera ingeniosa y aderezada con algunos toques visuales que van un poco más atrás, a la época clásica de Spielberg.