Nadie hace películas sobre la familia como Koreeda. Su estilo exhibe una delicadeza inquebrantable que aporta veracidad emocional y espontaneidad en cada escena.
Tiene un corazón enorme e interpretaciones desgarradoras y llenas de sentimientos. Sin embargo, esos aspectos positivos no logran ocultar las fallas de un guion excesivamente rígido.
Aparte de las malas interpretaciones y la dirección poco acertada, la película presenta un estilo visual poco atractivo y un desarrollo caótico en la historia, los personajes y sus relaciones. Todo esto provoca que la película se sienta desfasada y poco compatible con los tiempos modernos.
La película de Hallstrom podría haber utilizado más músculo dramático, sin embargo, es un emotivo y encantador filme a la vieja usanza que acaba siendo satisfactorio.
Este retrato descontrolado pero entretenido del héroe local tetrapléjico John Callahan destaca por su generosidad de espíritu y amabilidad. Es encantador de forma despreocupada.
Con la energía de las crudas pero medidas interpretaciones de Nicolas Cage y Tye Sheridan, la película capta la determinación y la compasión del dolor de sus personajes, que son los elementos distintivos del estilo del escritor Larry Brown.
Una fantasía geriátrica de venganzas tan crecientemente absurda que trivializa tanto el dolor de los supervivientes del Holocausto como el debate de cómo hacer justicia con los criminales de guerra.
Un guion mediocre y una dirección básica, pero los actores logran levantar la película. Hay una experiencia desgarradora detrás de esta historia, que culmina en un acto final donde se generan lágrimas genuinas.
Realizada sin música extradiegética, se trata de una película aparentemente sencilla y directa, pero llena de matices emocionales y muy bien interpretada por un sólido reparto.
Es un montón de películas emplastadas sin elegancia. Todos sus hilos narrativos tienen sus méritos, pero ¿puede ser satisfactoria una película cuando su narrativa es tan enrevesada?
Una fiesta delirante e incorregible, esta escapada hacia aguas turquesas y bufés de marisco es exactamente lo que muchos espectadores necesitan ahora mismo.
Es la humanidad y la compasión que demuestran los personajes principales lo que hace que esta exploración contemplativa del peso de quitar una vida sea tan imponente.