Una reflexión satisfactoria de las realidades más complicadas y sombrías tras los iconos del Salvaje Oeste. Es una película para Nelson, que le ofrece un jugoso papel al veterano actor de carácter.
A pesar de la buena actuación de Everett en el papel principal y de un guion bastante ingenioso, 'The Happy Prince' es poco emotiva y su fuerza dramática es inestable.
Una caminata carente de pasión, sin extensión ni complejidad psicológica, 'Queen of the Desert' se presenta como una vulgar reconstrucción de una vida extraordinaria.
Tiene muchas cosas que dejarán absortos a los niños de hoy. Sin embargo, es otra película irregular, con personajes débiles, tanto humanos como animales, que no logran generar interés.
Un drama con una amplitud y una profundidad emocional imponentes. Elevado por la grandeza natural de su narración visual. En términos de dominio visual, la película no podría ser más expresiva.
'Wonderstruck' es sin duda el trabajo de un artesano cuya atención al detalle es equiparable a la de los conservadores de museos homenajeados en la historia.
Aunque la película se mantiene en un terreno familiar, es innegable su integridad y el delicado equilibrio entre la fuerza y la vulnerabilidad que Eddie Redmayne aporta a su personaje principal.
Este cuento letárgico de miradas anhelantes y frustradas podría llamar la atención de las abuelas nostálgicas en los multicines japoneses, pero los demás probablemente la encontrarán un gran bostezo.
Thriller fuerte e inteligente, lo más sorprendente de esta audaz epopeya es que la lucha por el armamento atómico se convierte en un aspecto secundario ante la mordaz descripción del juego político.
Ser paciente compensa en una épica que te atrapa, su acercamiento sigiloso tejido con inteligencia, elegancia y un equilibrio emotivo entre humanidad e indignación moral.
Esta atractiva producción tiene buenas intenciones, pero resulta aburrida y está saturada con una débil subtrama romántica que intenta aportar un calor emocional que nunca logra.
Hay una dulzura innegable. Pero la melancólica esperanza del filme en el futuro del cine y en su poder curativo acaba siendo demasiado autocomplaciente como para considerarse una expresión de fe colectiva.
Parece un proyecto que Sorkin ha moldeado para adaptar a sus intereses, más que un trabajo enraizado orgánicamente: y ese molde drena su carga emocional.