Tiene muchas cosas que dejarán absortos a los niños de hoy. Sin embargo, es otra película irregular, con personajes débiles, tanto humanos como animales, que no logran generar interés.
El principal inconveniente es la impresionante falta de química entre los dos puntos más ardientes del triángulo amoroso de este drama de época. Sus escenas están llenas de diálogo recargado, pero les falta calor.
Un drama con una amplitud y una profundidad emocional imponentes. Elevado por la grandeza natural de su narración visual. En términos de dominio visual, la película no podría ser más expresiva.
'Wonderstruck' es sin duda el trabajo de un artesano cuya atención al detalle es equiparable a la de los conservadores de museos homenajeados en la historia.
Aunque la película se mantiene en un terreno familiar, es innegable su integridad y el delicado equilibrio entre la fuerza y la vulnerabilidad que Eddie Redmayne aporta a su personaje principal.
Un drama intenso que se encuentra atrapado en otro relato frustrante y excesivamente complejo. La cautivadora historia principal queda opacada por un enfoque denso y desorganizado.
Este cuento letárgico de miradas anhelantes y frustradas podría llamar la atención de las abuelas nostálgicas en los multicines japoneses, pero los demás probablemente la encontrarán un gran bostezo.
Thriller fuerte e inteligente, lo más sorprendente de esta audaz epopeya es que la lucha por el armamento atómico se convierte en un aspecto secundario ante la mordaz descripción del juego político.
Andra Day incendia la pantalla en su primer papel protagonista. Hay mucho que objetar en términos de localización y montaje, pero las interpretaciones musicales son el elemento que salva una película salvajemente irregular.
Un thriller tenso que te mantiene en vilo. Un entretenimiento sólido, a la antigua, que posee la integridad suficiente para contrarrestar el sentimentalismo del tramo final.
Ser paciente compensa en una épica que te atrapa, su acercamiento sigiloso tejido con inteligencia, elegancia y un equilibrio emotivo entre humanidad e indignación moral.
En ocasiones, [Neruda] es más juguetona que reveladora, pero también es una reflexión bellamente realizada y valientemente idiosincrática sobre un gran artista cuyo compromiso político fue un anatema.
Esta atractiva producción tiene buenas intenciones, pero resulta aburrida y está saturada con una débil subtrama romántica que intenta aportar un calor emocional que nunca logra.