Un relato torpe, sin fluidez ni gracia, con un festival de sobreactuaciones (empezando por el propio Downey Jr.), animales digitalizados que no resultan demasiado simpáticos ni entrañables.
No es una obra maestra, pero se sostiene con argumentos sólidos y peso propio: una puesta en escena precisa, atmósferas ominosas bien logradas, actuaciones sólidas y un espíritu clásico.
Una obra bella y triste a la vez, austera, melancólica y a su manera también lírica. Un film -como su protagonista- a contracorriente de lo habitual. Una mirada muy particular y, por todo eso, decididamente valiosa.
Más allá de la corrección técnica con que fue concebida, esta producción española resulta -con su acumulación de fórmulas y lugares comunes- una película "vieja", arrasada por los avances que este género ha conseguido en los últimos tiempos.
Ni el guion de Lee Patterson ni la puesta en escena de Keith Thomas son particularmente brillantes, pero el despliegue visual es realmente cautivante. Un logro en diseño, potenciado por un inteligente uso de CGI.
Está claro que una película de estas características puede tener mayor interés para los italianos o los muy iniciados en su historia. Para el resto, solo nos queda sobrellevar de la mejor manera posible el tono bufonesco y sobreactuado de Servillo.
El problema radica en que Coixet elige una puesta en escena demasiado académica, cargada de solemnidad, un supuesto lirismo, una tendencia a enfatizar excesivamente y una inclinación por la alegoría, aspectos que crean distancia y una sensación de artificialidad.
Evans mantiene siempre el pulso y demuestra una habilidad excepcional para crear escenas con una potencia y creatividad poco comunes en el cine actual.
Es una película que se sigue con interés, concebida con indudable solvencia en todos sus aspectos. Sin embargo, cede a la tentación de hacer demasiado explícitas sus ideas, lo que lleva a caer en caricaturas y estereotipos.
La película destaca por su gran belleza y la riqueza de ideas que presenta. El director, con gran maestría, recurre a secuencias oníricas muy impactantes e incluye varios clásicos del soul como parte de la banda sonora. Es una audaz elección.
Las expectativas se cumplen a medias. La historia cuenta con un despliegue visual impresionante, pero en medio del artificio y la espectacularidad, resulta complicado involucrarse emocionalmente.
Sólida, cuidada, un poco académica, por momentos en la cornisa del qualité. Sin embargo, se encuentra bastante lejos de la exquisitez y profundidad que exhibe 'De dioses y hombres'.
Es un film que aborda los deseos y las represiones, así como los resentimientos, rencores y reconciliaciones. Las pasiones y locuras se entrelazan de manera sorprendente. Todo esto está construido con un lirismo visual excepcional que convierte a Davies en un cineasta inigualable e indispensable.
Fría, artificiosa y solemne, la película carece de química entre los protagonistas. Con una duración cercana a las tres horas, ofrece la oportunidad de admirar algunos planos virtuosos, pero poco más.
La película está muy bien filmada, aunque en ciertos momentos se siente un leve toque de pintoresquismo. Sin embargo, esto no perturba ni disminuye los hallazgos centrales de una fábula que aborda el poder de la naturaleza y las miseria del ser humano.