Otra joyita de su personalísima y casi siempre brillante filmografía para este autor de tan sólo 44 años. Así, cada nuevo estreno de Wes Anderson se convierte en un hito cinéfilo insoslayable.
La reconstrucción de la vida de Moreno se presenta de manera superficial y exagerada, con diálogos que caen en lo didáctico y gestos que no permiten interpretación.
Con una narración intensa y cuidada, presenta una propuesta interesante, aunque se siente algo convencional en comparación con los estándares de la Competencia Oficial del Festival de Cannes, donde hizo su debut mundial.
'Oppenheimer' es una película clásica que, en momentos, se destaca por su calidad. Sin embargo, cuenta con una pirotecnia y una ostentación que restan más de lo que suman.
Este épico y solemne melodrama antibélico engloba lo mejor y lo peor de Malick, aunque hay que decir que el resultado es bastante más estimulante y convincente que sus últimos trabajos.
Como podría esperarse, hay muchos pasajes espectaculares y escasa sutileza. Se presenta un cine de clase B, pirotécnico y superficial, que no requiere demasiadas exigencias.
El talentoso director de 'El gran pez' y 'Sombras tenebrosas' construye un fascinante espectáculo visual, aunque por momentos con demasiados elementos acumulados.
Puede que 'El Código Enigma' no sea una película extraordinaria, pero si no estuviese en la carrera fuerte por el Oscar, la apreciaríamos como una muy digna y convincente película.
Estamos, en definitiva, ante un vistoso envoltorio que no contiene casi nada. O, peor, que nos ofrece un regalito que no querríamos darle ni al peor de nuestros enemigos.
Por momentos, el film se siente excesivamente temeroso, didáctico y previsible, como si temiera incomodar o dar una impresión equivocada. Sin embargo, es una película correcta que no abruma y que en varias escenas logra captar la atención del espectador.
Estamos ante una película derivativa y un tanto incómoda, con ciertos aspectos desprolijos, pero al mismo tiempo se siente audaz, desprejuiciada y sin temor al ridículo.
No hay en 'Elvis' ningún instante de intimidad, austeridad, relajación o felicidad. Luhrmann opta por los grandes éxitos y los momentos épicos de su vida, por lo que siempre estamos ante el mito y no ante un hombre de carne y hueso.
Resulta una ficción que atrapa y en ciertos pasajes fascina, más allá de las valoraciones que cada espectador/a pueda hacer desde su perspectiva ideológica e identificación/rechazo respecto de los personajes en cuestión.