Un debut más que auspicioso para un realizador que mixtura la mirada sociopolítica y los elementos del género policial con bastantes más hallazgos que carencias.
Es una de esas películas que se consideran "importantes" porque exponen las fallas del sistema. Resulta aleccionadora, ya que narra la historia de personas dispuestas a sacrificarse en formas inesperadas por alcanzar un noble objetivo en la vida. Sin embargo, a pesar de su mensaje, se siente en el fondo intrascendente.
Porque quiere ser demasiadas cosas a la vez o, peor, porque no sabe bien qué quiere ser 'Baywatch: Guardianes de la bahía' es una comedia intrascendente, efímera, rápidamente olvidable.
No importa la historia, no importan los personajes, no importa la verosimilitud, ni la justificación. Todo sea por generar adrenalina, impacto y velocidad.
Una película que a veces presenta escenas impactantes y duras, pero que en general resulta ser fallida y decepcionante debido a su falta de sutileza y su superficialidad.
Es un profundo y fascinante estudio psicológico sobre los secretos y mentiras en parejas y familias. Un genuino ejercicio de género con una narración que escapa de la tentación del sensacionalismo, el amarillismo y el morbo.
Goggi logra una narración con la suficiente tensión e intensidad para mantener la atención del espectador, aunque también recurre a elementos que provocan reacciones emocionales artificiales.
Si bien es, a su manera, una película política, nunca se convierte en un manifiesto ni impone una línea de pensamiento. El resultado final es tan perturbador como conmovedor.
La película presenta una notable solvencia narrativa, combinada con un despliegue visual y musical que refuerza su impacto. Este golpe impactante, que ha sido unanimemente señalado en las críticas como un momento donde 'la realidad supera a la ficción', logra establecer un realismo convincente, incluso dentro del ámbito ficticio.
No hay banalización ni superficialidad a la hora de abordar el tema. Aunque por momentos apela a una moraleja aleccionadora un tanto evidente, la película se sostiene siempre en la sensibilidad y la convicción con que ha sido concebida.
Narrada con suma tensión e intensidad, la película maneja con ductilidad, inteligencia y rigor la doble faceta de la propuesta: por un lado, la más íntima, relacionada con las vivencias de los personajes, y por otro, una dimensión social que aborda el fanatismo, el racismo y la violencia.
Explora con inteligencia y profundidad el cinismo y la negación de una comunidad, así como lo efímero que puede ser la fama y el éxito cuando están sostenidos sobre mentiras.
El largometraje en sí es de una solidez y potencia notables, empezando por la impecable puesta en escena, el notable aporte de los actores y el trabajo del DF Inti Briones.
Una trama que en ninguno de los aspectos desentona ni se destaca demasiado: tiroteos, persecuciones en camiones, melodrama centrado en la relación padre-hijo, una perspectiva un tanto sordida y, por supuesto, una moraleja.
La narración se nutre, se contagia de la sequedad, la aridez de ese universo gris, pero precisamente en el rigor, en la falta de concesiones y de demagogia está el principal mérito de este más que interesante film colombiano.