Propone algo muy novedoso, provocador e inquietante. 'I May Destroy You' sintoniza como pocas con estos tiempos tan confusos, contradictorios y cambiantes, lo que la convierte en una experiencia apasionante.
Resulta un testimonio de una potencia, una minuciosidad y una verosimilitud incontrastables. Y, lo que eleva al film por sobre la media del género, es el análisis del contexto.
Una acumulación de penurias y violencia que ofrecen una mirada impiadosa y desencantada del estado de la sociedad. Mientras uno admira la composición de cada excelso plano, se nos somete a un crescendo de bajezas y miserias humanas.
Las mujeres solían guardar silencio tras una violación. Moscoso desafía ese estigma de manera original, sin recurrir a lugares comunes ni excesos, y lo hace con sensibilidad y valentía, utilizando los recursos artísticos a su disposición.
Una historia que -más allá de algunas indecisiones narrativas y de ciertos subrayados- resulta tan fascinante como perturbadora y, vista desde la Argentina de hoy, alcanza una actualidad y una dimensión hasta hace poco insospechadas.
Este thriller psicológico apuesta por un tono cada vez más pesadillesco y ominoso, en un auténtico descenso a los infiernos personales. Una película seca, potente y angustiante.
Aunque la película es muy gráfica en la representación del caso en cuestión, evita criticar abiertamente a la Iglesia. Sin embargo, al final, se percibe más como una denuncia de un caso aislado de perversión en lugar de una representación de un comportamiento que fue bastante extendido.
Es una película audaz e inteligente, que gestiona muy bien las distintas lógicas de cada personaje. Estas características suelen ser escasas en el cine industrial.
Más allá de la noble y esforzada interpretación de Rachel Weisz, esta película no excede el marco de la denuncia obvia, explícita, bienintencionada y políticamente correcta.
Lo más interesante de los hermanos Ross es la capacidad de generar una gran empatía hacia los personajes. Logran retratar una marginalidad auténtica sin recurrir a excesos sórdidos ni a estereotipos preconcebidos.
Una película que no logra ser completamente convincente, con momentos que caen en la ingenuidad, pero que está salpicada de bienvenidas dosis de creatividad y desparpajo, además de mostrar sensibilidad y ofrecer varias ideas interesantes tanto en la narrativa como en el desarrollo dramático.