La mirada de Moselle busca ser honesta, evitando tanto la complacencia como el horror. En gran parte del film, consigue transmitir esta autenticidad de manera efectiva.
Lo mejor pasa por la franqueza con que aborda cuestiones como la diversidad sexual y racial. Tanto las resoluciones formales como las dramáticas resultan un poco obvias y superficiales, pero 'Cada día' nunca deja de fluir con una vitalidad y un encanto incuestionables.
Sin demasiados hallazgos ni creatividad, y con el ojo puesto en construir una larga franquicia, 'Mentes poderosas' luce como el piloto de una serie. Y no precisamente de las mejores.
Gerwig se consagra con este film como una guionista y directora dueña de un mundo propio, capaz de burlarse y al mismo tiempo de regalarle a "su" Sacramento una carta de amor fílmica. Despiadada y bella, descarnada y emotiva. Como la vida misma.
En la pureza de la narración, en lo cristalino de los conflictos y en lo diáfano y despojado de las actuaciones reside el encanto, la capacidad de empatía y seducción de este primer largometraje de Plante.
Fascinante y sensual en ciertos momentos, siempre enigmático aunque algo decepcionante en su desenlace. Es una estimulante carta de presentación para una cineasta con gran visión visual y un universo singular.
El excelente uso de locaciones urbanas y rurales, la potencia narrativa, la solvencia y credibilidad de las actuaciones, y la ductilidad para la puesta en escena hacen de 'La educación del rey' uno de los debuts más estimulantes de un cine argentino.
Sostenida en una rigurosa y potente narración y una cautivante interpretación de Luna Wedler, resulta una película fascinante en la construcción de un universo propio, pero también incómoda, perversa y perturbadora.
La película es dura sin ser sordida, conmovedora sin recurrir al golpe bajo. El convulsionado universo adolescente actual está descrito con un tono equilibrado, ni horrorizado ni paternalista.
La película es un atractivo exponente del subgénero coming-of-age, presentada de manera elegante y fluida, sin caer en virtuosismos exagerados ni en un exceso de nostalgia. Su verosimilitud y naturalidad son logros difíciles de alcanzar.
Adquiere vuelo propio en su exploración de la intimidad adolescente y la dinámica, muchas veces conservadora e ingenua, de la vida en el pueblo. Es un buen segundo paso para Caulier, quien continúa desarrollando y profundizando su propio universo.
A medida que la heroína va mejorando su español, su interacción con el mundo (y la puesta en escena de la película) se va complejizando en un muy inteligente juego entre realidad y ficción.
En la línea del cine de Wes Anderson, con un giro que combina lo fantástico y lo surrealista, se presenta como una auténtica rareza, entrañable y a la vez desoladora.