El cuarto largometraje del director de "Sin aliento", con Anna Karina en el papel protagónico, se destaca como una de las obras más bellas y pulidas de su filmografía, y se sitúa como la más melancólica y trágica dentro de su legado cinematográfico.
Se invita a trazar con elegancia y claridad la figura de lo siniestro. Temas como el poder, la riqueza, la locura y un toque de hipnosis se entrelazan en una película que evoca claramente el estilo de Hitchcock.
El film de Lioret centra su atención en las relaciones interpersonales, lo que se traduce en numerosos aciertos. Es una obra efectiva dentro de un género pocas veces reconocido: el drama del descubrimiento de las raíces y la identidad.
Un film desparejo, irreverente en su estilo y biempensante en su filosofía, una película donde conviven la inteligencia a la hora de poner en choque anacronismos y estereotipos y ciertos excesos argumentales.
El realizador griego, conocido por su estilo controvertido, utiliza el clásico formato de trilogía para crear una comedia oscura y peculiar que presenta altibajos en su efectividad.
Broche de oro de una trilogía de historias que demuestran, sin duda alguna, el enorme talento de Hamaguchi, uno de los cineastas indispensables del cine nipón contemporáneo.
Realizado a solicitud del Museo del Prado para conmemorar el quinto centenario de la muerte de Hieronymus Bosch, la película logra ser educativa sin abrumar al espectador con análisis excesivamente eruditos.
Tom Hooper tomó una decisión arriesgada que podría haber llevado a una obra maestra o, como ha sucedido, a un resultado exagerado y, en algunos momentos, algo ridículo.
Ambiciosa, desorbitada y extensa para el género de horror, la película utiliza a la perfección la imagen, el sonido y una tensión dramática que contribuyen a crear un suspenso básico y puro.
Se lamenta la falta de opiniones diversas. Sin embargo, el mayor problema radica en la dramatización con actores que ilustra esas inquietudes a lo largo de noventa minutos, lo que debilita considerablemente la fuerza del mensaje.
'Colectiv' ofrece una visión penetrante y desoladora sobre la intersección de la política, el poder y la corrupción, revelando la deshumanización que caracteriza a un sistema de salud, donde el paciente suele convertirse en un mero peón sacrificial.
El film va más allá de una mera denuncia de hechos, ya que presenta de manera indirecta cómo el sistema de inteligencia y represión policial afectó profundamente y destruyó a varias generaciones de una misma familia.
La trama puede llegar a ser absurda en ciertas partes, pero gracias a un manejo efectivo del ritmo y a la creación de atmósferas cautivadoras, el espectador permanece inmerso en la historia, sin enfocarse demasiado en esos detalles.