Sufre de un efecto collage que va acentuándose con el correr de los minutos y las escenas, que comienzan a apilarse sin demasiado cuidado por la continuidad ni la lógica dramática.
Se nota que Jordan Peele busca subvertir los códigos del cine de terror, siguiendo la línea de John Carpenter o George Romero, como una forma de realizar sátira social.
Con un tono de humor absurdo y oscuro y un blanco y negro que, por momentos, recuerda a algunas películas de Aki Kaurismaki, el primer largometraje de Xavier Seron logra ser extremadamente humano a pesar del grotesco que exuda cada uno de sus poros.
Sin abandonar un tono ligero, que puede ser percibido como una limitación narrativa o como la mayor virtud de un film, no logra sorprender del todo, aunque evita caer en los lugares comunes.
En varios momentos 'Doble discurso' revela que su verdadera lucha es por adquirir un alma cinematográfica genuina, mientras avanza por caminos ya recorridos por otras películas de manera previsible y algo cansina.
Es una película pequeña, frágil, imperfecta tal vez, pero que demuestra que los caminos pueden volver a recorrerse. Que la misma historia puede contarse de nuevo, de manera diferente, casi como si fuera la primera vez.
Castro Godoy narra una historia que, aunque universal, se enriquece con detalles locales gracias a un guion inteligente y certero. Este enfoque logra evitar tanto los golpes bajos como la idealización, ofreciendo una perspectiva fresca y auténtica.
El filme explora la monstruosidad latente en el ser humano, manifestando su naturaleza oscura. La actuación de Naama Preis es impresionante, destacando por su contención dramática y la profunda complejidad en los matices que logra transmitir.
El viaje ofrece una experiencia sensorial que a veces se vuelve abstracta en sus aspectos visuales, aunque está respaldada por un sonido meticulosamente trabajado en la postproducción. Al mismo tiempo, tiene una concreción que puede compararse con la de un órgano.
No es la primera vez que el director francés trata asuntos médicos; en esta ocasión, se centra en un médico rural que lidia con una enfermedad terminal. Destacan los momentos de realismo que ofrece, superando a los elementos ficticios.
Lo que podría haber sido mero pastiche se convierte en una destacada reconstrucción de época, realzada por las elecciones de elenco y una gran banda de sonido.
La fuerza de la ex Doña Flor se queda grabada en la memoria, haciéndola inseparable de su papel. Resulta difícil imaginar la película sin su presencia.