La violencia visual destaca junto a un argumento intrigante de Ed Brubaker. Puede parecer que se centra solo en la forma, pero también ofrece una reflexión profunda sobre personajes que viven en un mundo similar al nuestro.
Aunque no alcance el nivel de sus mejores obras, esta película puede ser una buena introducción al trabajo de Chow, quien cuenta con once películas como director y más de cincuenta como actor.
Aunque el filme no logra la perfección y, en algunas partes, se siente atrapado por la repetición, su intento de explorar nuevas formas de expresar el dolor por una pérdida irreversible revela momentos de ternura inesperados.
Campusano presenta en 'Vikingo' un estilo narrativo crudo y visceral, que aunque tiene sus errores y momentos artificiales, revela una autenticidad que supera la mera verosimilitud presente en gran parte del cine narrativo.
Álvarez nunca privilegia su propia visión sobre sus personajes, ni los presenta de forma burlesca. A pesar de que la narrativa puede acercarse a terrenos delicados, eso no impide que mantenga un respeto genuino hacia sus creaciones.
Con paciencia y una atención al detalle que roza lo milimétrico, 'El discípulo' transmite los complejos conflictos de su protagonista de forma transparente.
No aporta muchas sorpresas, pero a pesar de que su previsibilidad es evidente, también destaca la frescura de la casi debutante Eva Noblezada en el cine.
Una película efervescente, juguetona y política en un sentido profundo, y vale la pena preguntarse si, de aquí en más, los organismos estatales brasileños dedicados a los subsidios cinematográficos ofrecerán ayuda para proyectos con temáticas similares.
Barosa presenta la conexión entre los dos personajes principales a través de cuatro capítulos. Aunque esta no es una técnica innovadora en el ámbito cinematográfico, las características singulares de los protagonistas y su evolución juntos se alejan de lo que se suele ver en el melodrama clásico.
El film evita caer en la trampa de explotar estéticamente la miseria. Sus virtudes radican en la fusión de realismo y un relato entrañable sobre la infancia, que se acerca a una descripción antropológica.
Termina siendo similar a lo que busca parodiar. Sin embargo, la película no se burla de forma despectiva ni desvaloriza a ningún personaje, lo que es un gran mérito.
El director se toma el tiempo necesario para entrelazar las narrativas, pero son en los matices de lo que parece más importante donde se encuentran los momentos más impactantes de 'Paradise'.
El comediante que construyó su carrera en el silencio utiliza su voz para destacar la comicidad, siendo un ejemplo brillante de sátira y burla, sin descuidar los gags físicos.
El cuarto largometraje del director de "Sin aliento", con Anna Karina en el papel protagónico, se destaca como una de las obras más bellas y pulidas de su filmografía, y se sitúa como la más melancólica y trágica dentro de su legado cinematográfico.
Se invita a trazar con elegancia y claridad la figura de lo siniestro. Temas como el poder, la riqueza, la locura y un toque de hipnosis se entrelazan en una película que evoca claramente el estilo de Hitchcock.
El film de Lioret centra su atención en las relaciones interpersonales, lo que se traduce en numerosos aciertos. Es una obra efectiva dentro de un género pocas veces reconocido: el drama del descubrimiento de las raíces y la identidad.
Un film desparejo, irreverente en su estilo y biempensante en su filosofía, una película donde conviven la inteligencia a la hora de poner en choque anacronismos y estereotipos y ciertos excesos argumentales.
El realizador griego, conocido por su estilo controvertido, utiliza el clásico formato de trilogía para crear una comedia oscura y peculiar que presenta altibajos en su efectividad.