Mezcla mitad y mitad de policial de investigación y película de terror demoníaco, 'Líbranos del mal', es algo así como una mesa de saldos y retazos de un imaginario local de venta de guiones.
Usualmente, cuando una película presenta situaciones y personajes como si fueran peones narrativos sacrificables sin reparos ni remordimientos, se enfrenta a un significativo problema narrativo, estético y ético.
Roberts no se toma demasiado tiempo para poner en marcha la excusa narrativa; el prólogo se siente, en más de un sentido, como un simple obstáculo que nos aleja del núcleo del relato. Solo hay un par de apuntes psicológicos sobre la protagonista que actúan como leves toques de color.
Con el único fin de disponer y sostener el suspenso en sus poco más de ochenta minutos. En esa falta de ambiciones, encuentra las mejores armas para lograr su principal y modesto objetivo: que la empatía genere reacciones físicas en el espectador.
'Penguin Bloom' camina todo el tiempo sobre la delgada línea que separa la emoción de la sensiblería. Sin embargo, más allá del abuso momentáneo de la música incidental, el de Ivin es un film medido, delicado.
Desprovista del vínculo entre actores y público de la puesta de Broadway, la película de Hooper es apenas un despliegue de CGI en el que ni los talentos de Judi Dench y Ian McKellen consiguen algo de vuelo.
Aun con obvias referencias a películas similares centradas en el mundo del ballet, la realizadora construye un film más cercano a lo adolescente, un relato de crecimiento retorcido.
Los realizadores intentan por diversos métodos diluir el convencionalismo del relato con una puesta en escena y un montaje elusivos, esquivando, además, los momentos de mayor intensidad y poniendo énfasis en la descripción de situaciones que parecen más triviales.
Lejos del docudrama convencional, Reality invita a una reflexión política a través de un enfoque narrativo denso y, en ocasiones, casi experimental, destacando la notable actuación de Sweeney.
Abandona la supervivencia como norte y los tonos serios, graves, ocupan el trono. Es entonces cuando el film vuelve a transitar los caminos de la lección de historia superficial.
Thomas M. Wright es un nombre a tener en cuenta en el futuro. Su enfoque del realismo es tanto nostálgico como inquietante. Se suele olvidar que el cine es mucho más que simplemente narrar una historia.
Los directores de 'Avengers: Endgame' intentan llevar a cabo una película con una temática más seria, enfocada en cuestiones sociales y psicológicas. Sin embargo, no logran consolidar su objetivo.
El de Brunner es un film difícil e incómodo, un tanto repetitivo en sus obsesiones y no siempre pertinente en sus provocaciones, pero definitivamente arriesgado y singular.
Adquiere matices trágicos sin caer en excesos de crueldad. Lo que se muestra en pantalla, y en ocasiones fuera de ella, puede resultar doloroso y desgarrador, pero el director no abandona la oportunidad de promover la empatía.
Esa instancia excesiva y melodramática representa el primer indicio de un estilo claramente televisivo, donde casi todos los personajes y los acontecimientos que transcurren se ven afectados por el problema del subrayado.