No busca proporcionar más de lo que puede, y en esa ausencia de ambición –al menos hasta el clímax, que resulta un tanto exagerado y, sin duda, poco creíble– halla un modo de transmitir sus modestos pero efectivos placeres visuales.
Bourboulon busca revitalizar la célebre historia de espadachines al regresar a sus orígenes y eliminar los elementos más ligeros de versiones anteriores. Esta aproximación le da un nuevo aire a la trama, destacando su esencia original.
Vuelve a narrar las aventuras de los espadachines más famosos de la literatura francesa. Pero ahora se entrega de lleno a la acción, que por momentos se acomoda a gusto en los ritmos y energías del cine de Hollywood.
La película muestra un delicado equilibrio entre realidades y ficciones. Sin embargo, el desarrollo se vuelve predecible en varios detalles, aunque se presenta con una gracia y efectividad clásicas.
A Piperno le atraen las posibilidades del cine como una herramienta para generar ilusiones, fantasías y misterios. En lugar de estructurar una realidad específica mediante técnicas cinematográficas, su enfoque se centra en evocar lo onírico como un universo paralelo.
Cerca del psicodrama teatral, las escenas se acumulan pero nunca van más allá de la superficie que la directora intenta horadar, reservando para los últimos minutos alguna que otra vuelta de tuerca extrema para generar un interés tardío.
Extraña, despareja, ecléctica, singular, ligera, imprevisible. Todos esos adjetivos, entre otros, pueden aplicársele a 'Mujer conejo', el nuevo largometraje de Verónica Chen.
La nueva 'Jumanji' avanza de manera lineal por los espacios del tablero, combinando momentos bien logrados con otros que parecen estar anclados a diversas fórmulas preestablecidas.
El de Taormina es un ejercicio de estilo hipnótico, ideal para ser apreciado en pantalla grande, recordatorio de esos aislamientos cercanos en el tiempo que no necesitan ser señalados directamente para generar recuerdos angustiantes.
Una película desalmada. Tal vez ésa haya sido la intención de la realizadora Sophie Barthes, quien en su ópera prima tira sobre la mesa inquietudes filosóficas, metafísicas incluso, en el marco de un relato que alterna el humor psicológico con la angustia existencial.
Gance ha utilizado el medio cinematográfico de una forma sin precedentes, superando a cualquier otro director, tanto en su época como en la actualidad. Abel Gance es uno de los grandes maestros del cine, y su obra 'La rueda' continúa estando un paso adelante en la historia del séptimo arte.
Un interesante ejemplo de película que parece ir por carriles fácilmente reconocibles hasta que se abre a vías paralelas, como si un operario ferroviario hubiera activado la palanca de cambio de agujas para desviar el trayecto de la historia.
Gracias a una estructura narrativa relativamente tradicional, la directora de 'Shara' consigue su film más accesible para el gran público, a lo cual debe sumarse ese gran artilugio del cine-arte mainstream de probada eficacia: la comida como alegoría de la vida.