Hay algo explícitamente banal en el relato, además de un tono casi pornográfico en la manera en que el colorido de las tomas y los cortes de montaje intentan transformar los problemas comunitarios y el odio de clase en un entretenimiento con una supuesta conciencia social.
No hay sorpresas en 'The Lady in the Van', pero tampoco tropezones mayúsculos, y es en la benevolencia dispensada a propios y ajenos donde descansa en gran medida su corazón de parábola afectuosa y bien intencionada.
Evita de lleno la confrontación o la denuncia directa, optando, en cambio, por un relato elíptico, no exento de cierto vuelo metafórico, un poco a la manera del cine iraní protagonizado por niños.
Un film ramplón en su forma y titubeante en sus ideas. Como quien pasa de una conversación de salón a otra, 'Histeria' gravita entre la apología del consolador y las ideas más tradicionales sobre el amor galante.
Uno de los aspectos que contribuyen al éxito de esta película es la ausencia total de entrevistas a cámara. En su lugar, se emplea una extraordinaria colección de imágenes, tanto públicas como privadas, muchas de ellas inéditas y capturadas por la misma diva en momentos íntimos.
El director de "Bonanza" logra conjugar el interés por el creador y por la persona, entrelazando de manera inteligente y estimulante ambos territorios.
Con respeto pero sin falsas timideces, 'Una casa sin cortinas' bucea en las sombras y algunas de las escasas luces de una criatura empujada al centro de la esfera política, en uno de los tiempos más convulsos de la historia argentina del siglo XX.
El documental presenta un enfoque marcadamente oficial que se mantiene constante a lo largo de su duración. A diferencia de otros proyectos que documentan a artistas en gira, donde suelen mostrarse matices de tensión personal, creativa o profesional, en este caso, esas tensiones son casi inexistentes.
Más allá de la técnica excelsa y las performances antológicas, tal vez la mayor virtud de la película sea la descripción, sin subrayados, de algunas de las contradicciones de su vida pública y privada.
El guion encarna una nueva versión del relato de recuperación, sanación y triunfo, ofreciendo otra vuelta de tuerca al sueño americano. En este sentido, 'Prisionero número uno' resulta ser un relato predecible y, en ocasiones, superficial, con toques de ego trip.
No defraudará al seguidor del panameño, aunque los comentarios de músicos internacionales como Sting o Paul Simon parecen demasiado breves y superficiales, como si hubieran sido "robados" en algún momento libre.
A pesar de algunos tropiezos en la fluidez y cohesión del relato, así como de los excesos dramáticos en su tramo final, Soledad logra capturar el idealismo y romanticismo característicos de ciertas etapas de la vida.
Martone coquetea con la reflexión sobre los tumultuosos tiempos que le sirven de contexto, pero en muchas ocasiones queda atrapado en un comentario meramente ilustrativo. Predominan los elementos superficiales, como el color de época y el sufrimiento, que se presentan como clichés relacionados con la creación artística.
No hay nada novedoso en la estructura de la película: el documental se basa en el recurso conocido de las "cabezas parlantes" (entrevistas formales a cámara), intercaladas con varias escenas que sirven para dar un respiro a las anécdotas.
Dada la presencia de la familia en el proyecto, el mayor valor de la película es su material documental. Pero el realizador no logra desprenderse de cierta rigidez que atenta contra la densidad real de la vida del rastafari.
Este nuevo Lincoln está más cerca de Ford que de Griffith. Film inteligente y noble, 'Lincoln' es en realidad un relato coral, en el cual los personajes secundarios adquieren una relevancia insoslayable.