Dentro del creciente catálogo de films de terror “feminista”, el de Garza Cervera se destaca por sus características localistas y un manejo pulido de la tensión dramática.
'Splice' resulta más cautivadora precisamente en los momentos en que se aleja de los convencionales clichés del “terror científico” y se adentra en temas más perturbadores.
Más allá de la representación del ámbito de las altas finanzas, incluida la crisis de 2008 ocasionada por la burbuja inmobiliaria, es destacable cómo esta extensa segunda parte centra su atención, principalmente, en la relación sentimental de la pareja.
No busca proporcionar más de lo que puede, y en esa ausencia de ambición –al menos hasta el clímax, que resulta un tanto exagerado y, sin duda, poco creíble– halla un modo de transmitir sus modestos pero efectivos placeres visuales.
Bourboulon busca revitalizar la célebre historia de espadachines al regresar a sus orígenes y eliminar los elementos más ligeros de versiones anteriores. Esta aproximación le da un nuevo aire a la trama, destacando su esencia original.
Vuelve a narrar las aventuras de los espadachines más famosos de la literatura francesa. Pero ahora se entrega de lleno a la acción, que por momentos se acomoda a gusto en los ritmos y energías del cine de Hollywood.
La película muestra un delicado equilibrio entre realidades y ficciones. Sin embargo, el desarrollo se vuelve predecible en varios detalles, aunque se presenta con una gracia y efectividad clásicas.
A Piperno le atraen las posibilidades del cine como una herramienta para generar ilusiones, fantasías y misterios. En lugar de estructurar una realidad específica mediante técnicas cinematográficas, su enfoque se centra en evocar lo onírico como un universo paralelo.
Cerca del psicodrama teatral, las escenas se acumulan pero nunca van más allá de la superficie que la directora intenta horadar, reservando para los últimos minutos alguna que otra vuelta de tuerca extrema para generar un interés tardío.
Extraña, despareja, ecléctica, singular, ligera, imprevisible. Todos esos adjetivos, entre otros, pueden aplicársele a 'Mujer conejo', el nuevo largometraje de Verónica Chen.
El guion del propio Hosoda mantiene el interés durante toda la proyección, evitando caer en la sensiblería y convirtiendo la simple aventura de crecer en un fuerte relato sobre lo que significa ser un niño.
La nueva 'Jumanji' avanza de manera lineal por los espacios del tablero, combinando momentos bien logrados con otros que parecen estar anclados a diversas fórmulas preestablecidas.