El realizador logra hacer suya la historia llevándola a un terreno más propio y ligado, en cierto modo, a sus films anteriores. De hecho, tiene tanto peso en la ficción el lado «timorato» del protagonista como su costado gracioso.
Es un film demasiado limitado para sus ambiciones, demasiado esquemático para funcionar como una memoir personal. Su problema no pasa necesariamente por no querer ensuciarse en las más complicadas arenas políticas de la historia.
Es un film contemplativo que obliga al espectador a prestar atención a los detalles y que funciona narrativamente gracias a la tensión inherente a los relatos de exploración.
Es una película bella y amarga, por momentos desoladora y triste, que está menos preocupada en construir un thriller atractivo que en que sintamos, en todo momento, las consecuencias de los actos de esos hombres.
Es entretenido, un poco ridículo y psicológicamente muy banal. Pero gana la batalla por energía y la inteligencia de hacer nuevas versiones de sus canciones interpretadas por Taron Egerton y el resto del elenco.
El problema con 'Seberg' radica no solo en la escasa información que proporciona sobre la actriz antes de los eventos retratados, sino también en su incapacidad para narrar adecuadamente la etapa seleccionada.
Una película rudimentaria y entretenida, elevada por dos actores extraordinarios. Pero de ahí a ser considerada la mejor película del año por cualquier Academia hay una distancia enorme, tan grande como las que hay entre está fábula y la realidad.
El problema de 'El vicepresidente' es que buena parte de ese humor es de trazo grueso, simplista, obvio, de sketch televisivo que no supera lo ingenioso.
Una película cuya estructura, tono y diálogos atrasan medio siglo, transformándola casi en una parodia de la película que pretende ser y una verdadera banalización de la historia que quiere contar.
El filme de Philippe muestra sobriedad y una profundidad necesaria para convertirse en material de estudio, a pesar de algunos excesos que parecen más anecdóticos que parte de una deconstrucción de la escena.
Ofrece una mirada crítica y un tanto agresiva de parte de un mediocre realizador contra uno de los más grandes y revolucionarios directores de la historia del cine.
Es una película menor, políticamente correcta al extremo, un tanto blanda y nunca controvertida, pero que cumple lo que se propone: satisfacer a un espectador medianamente 'progresista'.
La miniserie de seis episodios creada por el director neoyorquino para Amazon no se posicionará entre sus mejores obras, eso está claro. Sin embargo, después de un comienzo bastante débil, logra una notable mejora en sus episodios finales.