Es una película que, pese a sus simplificaciones caricaturescas y su retórica por momentos repetitiva, funciona la mayor parte del tiempo como un potente llamado a la acción frente a las injusticias sociales. No es sutil, pero es poderosa.
No hay dudas que es una bella película y realizada con el máximo cuidado y prolijidad. Pero acaso esta historia necesitaba un espíritu más cercano al de David Lynch o de un Guillermo del Toro que al ritmo de cuento para la hora de la siesta de esta película.
Salvo algunas pocas escenas con algún grado de inquietante intensidad de película de espionaje, lo demás es tan gris como el trabajo concreto frente a las computadoras del propio Snowden.
El ejercicio narrativo que finalmente termina siendo 'Landscapers' tiene su validez y su mérito, lo mismo que su encomiable intento por escaparle a las fórmulas repetidas del true crime.
El problema de la serie es que, tras un primer episodio intrigante, se convierte en una versión algo extensa y casi monótona de un drama carcelario. Se siente como si pudiera haber tenido mucho más potencial presentándose como una película convencional.
En lo que podría ser el punto más bajo de su carrera, el director de 'Traffic' y 'La gran estafa' intenta realizar una comedia absurda sobre los Panamá Papers, pero el resultado es decepcionante.
Nolan elabora una compleja estructura temporal que ofrece una representación visualmente impactante de un acontecimiento histórico que raras veces ha sido retratado en el cine.
Se trata de otro filme que busca retratar de manera realista y menos melodramática un tono que el heterodoxo y versátil director de 'Joe' y 'Prince Avalanche' sabe manejar a la perfección.
Si bien la película fluye y tiene momentos de precisa capacidad de observación, además de personajes secundarios muy logrados, se siente como un filme que se habría beneficiado de un mayor grado de audacia formal y riesgo estéticos.
Intenta ser una película que se mete en una forma de vida y en una clase social que puede ser tan impune como irresponsable y en la que no existe ni la culpa ni la conciencia de clase.
No se trata de una trama ni una historia demasiado original, pero logrará llegar a los espectadores que no se sientan un poco 'empujados' por ciertos chantajes emocionales.