El problema de la serie es que, tras un primer episodio intrigante, se convierte en una versión algo extensa y casi monótona de un drama carcelario. Se siente como si pudiera haber tenido mucho más potencial presentándose como una película convencional.
En su primer trabajo como director, Burns puede no dominar completamente el uso de los recursos cinematográficos, pero demuestra su convicción al presentar una película seria e intrigante, que en ocasiones resulta poderosa y, sin duda, relevante.
Ofrece un caso que hay que ver para creer. Y una serie de personajes de antología, con los que los creadores de series tipo 'Fargo' podrían hacer una o más temporadas.
Es una película que, pese a sus simplificaciones caricaturescas y su retórica por momentos repetitiva, funciona la mayor parte del tiempo como un potente llamado a la acción frente a las injusticias sociales. No es sutil, pero es poderosa.
Una película humanista y sensible pero demasiado pobre en casi todos los demás sentidos. En algún punto la mejor manera de verla es como si fuera un film para niños. Pero ni aún así rinde.
Los directores optan por un enfoque clásico, sin intentar reinventar la narrativa. La historia real se adapta muy bien a este tipo de relatos; los elementos utilizados son de gran calidad y las actuaciones elevan el nivel de la producción, haciendo que el resultado final sea más impactante de lo que realmente es.
El film cuida ciertos aspectos del exhibicionismo común en este tipo de obras. Sin embargo, no siempre logra evitar ese recurso y, al final, recae en un modelo algo anticuado de representación de la violencia.
No será un gran film ni mucho menos, pero deja al espectador con una sonrisa nostálgica, recordando una época en la que palabras como solidaridad, empatía y comunidad no eran objetos de burla.
Ese juego entre las dos narraciones en paralelo resulta fascinante, ya que muestra el detrás de escena del documental y permite desnud ar el género para exhibir que, en el fondo, es tan subjetivo y manipulador como puede ser una obra de ficción.
Brutal, implacable y, finalmente, un tanto agotadora, por momentos la película cae víctima de su propia trampa y termina explotando la misma crueldad que intenta denunciar.
Son dos comediantes destacados que suelen ofrecer sorpresas y momentos inesperados, imposibles de planificar. Sin embargo, son escasos y a menudo no logran encajar completamente.
El director logra que 'Arthur Rambo' se convierta en su mejor película en mucho tiempo. Esta obra es la más sutil y menos didáctica, y se destaca por ser una de las que mejor examina la lógica voraz de las redes sociales.
Funciona muy bien en su estilo esencialmente británico, mezclando ironía y tensión, humor y suspenso, y dejando la emoción para algunos momentos específicos y puntuales.