La más adulta de las películas de Tarantino, 'Jackie Brown' posee los suficientes elementos distintivos que la hacen indiscutiblemente suya, pero a la vez propone un acercamiento más humanista a los personajes.
La película se destaca por su enfoque estético, utilizando recursos visuales y sonoros que a menudo resultan impactantes. Sin embargo, es el clima perturbador y angustiante el que realmente prevalece en cada momento.
En este delirante y placentero juego de los hermanos Coen, una suerte de policial slapstick, a los directores de 'Fargo' se los siente más libres que nunca.
El ángulo humano recorre la serie de principio a fin. Lo que más impactó sobre el caso Madoff fue que se trató de una estafa en la que se podían ver claramente las caras de los afectados.
El filme cumple su propósito. No suele haber muchas secuelas realizadas un cuarto de siglo después de la original, con el mismo director y protagonista, que logren capturar con precisión el pulso de los tiempos actuales.
Esa 'magia' es imposible de descifrar y el filme, previsiblemente, se queda corto en el intento. De todos modos, en el esfuerzo por ahondar en la vida de Elliott Smith consigue algunas perlas e historias que todo fan agradecerá.
Con un tono entre ácido y sarcástico, este artista prohibido analiza su propia obra, gran parte de la cual destruyó, el mundo del arte y también intenta manipular a la directora.
En la segunda mitad, el número de calamidades se vuelve excesivo. No hay elementos estéticos ni narrativos que logren hacer la experiencia más tolerable.
Assayas conduce con mano maestra las escenas de acción, siempre pendiente de que el espectador entienda lo que pasa, porqué y cuáles son las fuerzas enfrentadas sin perder de vista el impacto o la tensión.
La intensidad de la expresión de la actriz y la intimidad de la cámara convierten a Juana de Arco en un personaje que prácticamente se desarma y rearma ante nuestra cercana mirada.
Una comedia con buenos diálogos, ingeniosos y cómicos, y con un elenco (y un director/guionista) que entiende el tempo de la comedia clásica a la hora de ponerlos sobre la mesa.