Lo que lo diferencia de las películas de su colega de 'Dogtooth' es una mirada menos cruel, que no busca el impacto sino entender cómo esos eventos afectan emocionalmente a las personas.
Aschan inicia la película adoptando un tono humorístico que contrasta con los acontecimientos que se desarrollan. La estética recuerda a una producción televisiva, aunque destaca la actuación sorprendente de Sanna Sundqvist.
La propuesta de Franco resulta ser intermitentemente efectiva. Sin embargo, cuando se esfuerza en adoptar un tono más serio, el guion de Franco y Brie presenta algunas fallas.
Se puede apreciar, además de las extravagantes soluciones prácticas que propone Fielder para este «juego de la vida», un espacio en donde el humor más absurdo convive con momentos humanos, emotivos y sinceros.
Flojísima sátira. Esta sátira banal y redundante, filmada de manera apresurada, hace que sus anteriores películas sean vistas como verdaderas obras maestras del cine.
Se trata de una comedia menor, simpática por momentos. Funciona de vez en cuando y quizás su mayor logro sea esa campechana medianía que la caracteriza.
Los guionistas y directores de los distintos episodios poseen, afortunadamente, la capacidad y la astucia para evitar la denominada «pornomiseria». Es una serie esencial para comprender que los abusos emocionales pueden no mostrar heridas visibles.
Claro que no estamos ante una comedia convencional, pero al menos la primera de las dos partes de la película Pereda utiliza ese registro de falso documental con efectos muy graciosos.
Es una defensa y celebración de esos «hombres y mujeres comunes» que, más allá de banderías políticas, hacen uso de su inteligencia, su capacidad y su fortaleza para sacar provecho de un sistema.
Es una película frágil y menor, incluso dentro de la variada filmografía de Soderbergh. Esta vez no logró un resultado del todo satisfactorio, por lo que habrá que ver qué sorpresas nos depara en su próximo trabajo.
El director narra la historia en un tono que fluctúa entre lo humorístico y lo dramático, creando un ambiente cada vez más denso y oscuro a medida que avanza el tiempo, respaldado por dos destacadas actuaciones de las protagonistas.
Es interesante que una película latinoamericana aborde un tema social desde una perspectiva que se aleja del realismo clásico, sin convertirse completamente en un drama convencional.
El problema de 'Habitación 212' es que luego de planteada la potencialmente ingeniosa situación, la construcción narrativa se vuelve forzada y caprichosa.
Baumbach filma a sus personajes desde cerca, dando la impresión que la cámara es un miembro más de esa vibrante aunque problemática familia. No hay distancia clínica ni mirada sobradora. Baumbach comparte, sufre y disfruta con ellos.
Una película de planos largos y no necesariamente lujosos pero siempre ajustados desde lo narrativo y lo observacional, pensados por alguien que parece tener muy claro su concepción de la puesta en escena.
Sorprende, primero, por su duración (son más de 160 minutos), pero eso se olvida rápidamente cuando uno empieza a ver el filme y se encuentra con una comedia encantadora, deliciosa, libre y muy humana.