La historia avanza a un ritmo emocionante y su breve duración asegura que se mantenga creíble, sin perder la energía que impulsa la narrativa, que es tanto clásica como efectiva.
La originalidad es escasa y la realización es mediocre, presentando una representación excesiva de la destrucción que no alcanza la ridiculez de una 'Transformers', pero tampoco logra la simplicidad y la belleza de la película original.
La trama es directa y clásica, sin grandes sorpresas. Sin embargo, la visión del director aporta una presentación visual impresionante con varias escenas memorables. Un cineasta como Zhang Yimou sabe captar la belleza incluso en lo más excesivo de Hollywood.
El resultado es más admirable que exitoso, especialmente cuando se toma con un enfoque más ligero. Sin embargo, algunos apreciarán la nostalgia que evoca, a pesar de la sangre y el látex presentes. Y no puedo dejar de mencionar que John Carpenter es muy extrañado.
Con un tono excesivamente serio y prolongando situaciones vistas en numerosas ocasiones, la película ofrece una ejecución aceptable que solo logra escasos instantes de tensión, culminando en un clímax repentino que no permite cumplir con la expectativa.
Una historia intrigante que se desenvuelve con confianza y sin hacerle las cosas fáciles al espectador, y serpenteando con habilidad por una historia llena de giros inesperados y secuencias brillantes que quitan el aliento.
La sensación de refrito es innegable, pero no se puede negar tampoco el oficio del veterano Peter Bogdanovich con la comedia, los diálogos metralleta con nostalgia por el Hollywood clásico, y el elenco dispar pero cumplidor.
La tensión se transforma en frustración y la violencia, bien ejecutada, genera risas incrédulas. En definitiva, este remake carece de la novedad, eficacia y el compromiso con la brutalidad que caracterizaba al original.
La película destaca por sus sólidas actuaciones y personajes que evolucionan de caricaturas a seres humanos entrañables. Ofrece momentos agradables y sorpresas emotivas que enriquecen la experiencia.
Una película rápida y volátil que no profundiza mucho en los interesantes temas que propone, pero que cumple en cuanto a las balaceras, persecuciones y machetazos se refiere.
Stallone se limitó a recordar las viejas glorias sin realmente recrearlas. Aun así, resulta entretenido, como ver a un abuelo intentando bailar los éxitos actuales en una boda.
La secuela se siente como un producto del olvido, careciendo de momentos de acción impactantes. Su calidad parece más adecuada para un episodio de televisión que para una película con un presupuesto de 70 millones de dólares. Al menos, todavía podemos disfrutar de las 'Misiones Imposibles'.
Con acción y efectos visuales atractivos para los más jóvenes, la trama acaba centrada en una moraleja simple que no compensa la agitación previa, resultando en una falta de conexión emocional.
Gans satura la pantalla con una historia compleja y muchos detalles que no atraerán a los más pequeños. Resulta excesivamente seria y sombría para quienes buscan un cuento de hadas, mientras que para los amantes de la fantasía es demasiado leve.
Se experimenta como una brisa refrescante. Es una excelente noticia para los adolescentes, ya que hay una película de terror diseñada especialmente para ellos, y además se revela que en el más allá existe conexión a wi-fi.
Si el espectador es un adolescente que busca pasar el rato, es probable que acepte más fallos. Sin embargo, considerando que proviene de una de las productoras más destacadas y prometedoras en este género, resulta un gran desacierto.
Las sorpresas escasean, el guión está lleno de mentiras y las actuaciones son decepcionantes, especialmente la de Anne Heche. En general, ofrece muy poco entretenimiento y resulta incluso ofensivo.