Absurdamente graciosa, esta es una celebración y a la vez una crítica velada pero inofensiva de la hoguera de vanidades que es Hollywood, y funciona más(...) como un resorte cómico de creatividad sin restricciones.
Usar comedia está bien, no es pecado, todo lo contrario, como género es de los más difíciles. Pero dejar en la zona liviandad talentos como estos puede que sí sea un pecado.
Este 'Ben-Hur' es una oportunidad para valorar una gran historia, ya que la trama se mantiene prácticamente intacta. Sin embargo, los elementos y aspectos que componen esta versión no se encuentran tan bien aprovechados como en la de 1959.
El drama, como esencia y motor de la historia, queda oculto y debilitado bajo un maquillaje que parece forzado y excesivamente formal, a pesar del valioso contenido dramático y humano que se podría haber extraído de esta obra.
Este es un Woody Allen auténtico, no una autofalsificación como resultan otras de sus películas muy menores. Esta no es de la grandes, pero tampoco es de las intrascendentes, si es que hay una de esa categoría en su cine, valioso y complejo y sumamente honesto con su propia figura y persona.
Se mantiene como una película fresca, debido a la manera ejemplar en que fue rodada por Bertolucci, sin ninguna coerción más que la libertad expresiva de un ideario ético alucinante y de otro ideario estético avasallador.
Lo que hay es energía y megalomanía, pero en dosis equilibradas para un relato cómico y audaz, que parece haber sido creado por un niño lleno de vitalidad y no por un hombre de ochenta años. Es un filme atrevido, que no necesariamente agradará a todos.
Un relato melodramático efectivo que, sin embargo, fundamenta su narrativa en suspiros contenidos, miradas fugaces y encuentros furtivos en el contexto de una superproducción.
Lee Daniels es elocuente como cineasta y no cae en obviedades, pero quizás la película, en algunos pasajes, cae en la servidumbre de la pedagogía extrema.
Hágase el favor de ver en cine esta película y apreciar esta historia, que se van armando gracias al oficio narrativo de este maestro del cine italiano que es Marco Bellocchio.
Es parte del club de películas cuyos protagonistas son mejores que las películas mismas y acá hay que ser justos con Hardy y su talento: desborda y sobrepasa con creces a una película pequeña y más bien televisiva.
'The Deuce' es una experiencia estética y ética de parte de su creador: David Simon, el genio detrás de 'The Wire' y quien examina una vez más la falta de frontera entre la legalidad y la corrupción.
Esta es una película sobre perder el control y analizar la vida (deportiva) desde las reglas del ataque y la defensa. Su director, el debutante sueco Janus Metz Pedersen, se anota desde ya en el circuito de los realizadores con algo que decir.
Intrigante y didáctica, la película explica bien la historia reciente de EE.UU., pero carece del nervio y la vena de su contraparte, esa maravilla que resulta 'Todos los hombres del Presidente'. Aún así, en su propia liga, es un aporte, y Liam Neeson no decepciona.
Resiste la maldición de las segundas partes y se sostiene, y bien, en un campo tan complicado como el terror. ¿Saltará de su asiento? Sin duda, pero comparará a cada instante con la original.