En esta secuela se presentan más soluciones simples y una reducción en la tensión comparado con la primera parte. Lo que antes funcionaba, ya no tiene el mismo efecto.
Película con un objetivo puramente comercial; se podría perdonar sus desperfectos y fallas con mayor indulgencia si no estuvieran tan desaprovechados actores como Jeremy Irons y Emma Thompson.
Tanto Ferrell como Wahlberg han demostrado que pueden ser divertidos y cómicos, pero el nivel de este filme deja mucho que desear, pues sólo se trata de una seguidilla de gags hilados sin demasiada gracia ni talento.
Por curioso y sorpresivo que parezca, se deja ver de lo más bien: película chica, para niños chicos, en su propia liga de "cine infantil" cumple sin bochornos de por medio. (...) gracias a un simple guion -casi televisivo- funciona si uno no pide demasiado.
Fluye como la comedia ligera que es. Lo mejor es Kristen Wiig, consciente de que está haciendo una comedia "tonta". Tampoco es una genialidad, pero al menos hay buenos sketchs.
Quizás hay fallos en la descripción demasiado capsular de la cocina. Pero Bradley Cooper logra salir adelante y lo que queda es un menú aceptable para disfrutar durante una película entretenida.
Tiene oficio, humor, no es cine arte: es un plato más cercano a la comida rápida, pero una gourmet y con mejores terminaciones en esto del consumo masivo y pop.
La pericia de Aki Kaurismäki reside no solo en aplicar ironía, sino en hacer que esta historia camine con éxito en los códigos del cine arte académico y sesudo, pero sin nunca jamás perder la brújula de la sorna. Tremendo estreno.