Es de esos documentales más interesantes por lo que cuenta que por la manera de hacerlo. El relato pendula entre la esfera íntima y la pública, entre el talento sobrenatural sobre el césped y las tensiones internas.
Los directores británicos David Tryhorn y Ben Nicholas eligen suavizar cualquier imperfección que pueda amenazar la calidez del barrio y el encanto persuasivo que Pelé ha cultivado desde su inicio en el Santos en 1956.
La directora y guionista Tara Wood no se aparta del enfoque típico de los "documentales oficiales" que buscan resaltar a una figura. Es un ejemplo habitual del documental televisivo que se basa en entrevistas y testimonios.
La realizadora Joanna Reposi Garibaldi sigue literalmente hasta la muerte a este artista que desafió al conservadurismo de su país de todos los modos posibles.
Su mérito es también su mayor problema: Cassandro es tan atractivo, tan magnético, tan apabullante, que absorbe todo lo que hay alrededor, incluida a la propia directora. El resultado es una película menos interesante que su protagonista.
Un acercamiento a la figura del legendario cómico que no va más allá de los límites previsibles del film-tributo. Un film que funciona mejor como homenaje que como retrato del hombre detrás de la figura pública.
Si el resultado no es del todo satisfactorio se debe a que en ciertos momentos la narrativa pierde su dirección, transformándose en un cocoliche que resulta menos festivo y anárquico, y más arbitrario y confuso.
'Creed II' presenta un emotivo drama que explora los lazos y las responsabilidades familiares, entrelazado con una fábula deportiva de caída, transformación y superación. Sin embargo, en algunos momentos se ve algo limitado, ya que su mayor fortaleza también se convierte en su principal obstáculo.
A esa premisa romántica y las intrigas palaciegas con reyes de manual y de habla engolada, se suma el maquiavélico manejo de la Iglesia encarnado en el Padre Carden, a quien el escocés Peter Mullan le imprime una oscuridad que se extraña en el resto de los personajes.
Es una secuela original que presenta algunas inconsistencias en su guión. Si se hubiera enfocado más en su tono oscuro y autoconsciente, habría logrado un mejor resultado.
Un film cuyo guión nació mal, carente de ritmo, desactualizado, anclado en el cine argentino "para toda la familia" de los 80 y 90, que depositaba la carga de su éxito artístico en el "comediante" de turno.
Puede parecer una copia descarada de 'Olympus Has Fallen', pero Emmerich tiene mejor muñeca para el gran espectáculo que Antoine Fuqua. Así, el ataque terrorista al núcleo del poder geopolítico mundial es un viaje a una acción felizmente caricaturesca.