'Minari' se aleja de la narrativa habitual de las películas sobre inmigrantes, que suelen enfocarse en el sufrimiento y la discriminación constante, y en su lugar adopta un enfoque dramático que también incorpora elementos de humor.
Hay algo sumamente inquietante en la primera hora de 'Sputnik', con su puesta en escena despojada de efectos visuales. Sin embargo, en la segunda mitad todo se torna más convencional y esquemático.
El film se aleja de la típica estructura de los documentales que incluyen "cabezas parlantes", proponiendo un diálogo directo con los objetos y los espacios contemporáneos donde, hace treinta y un años, la democracia estuvo al borde del abismo.
El conflicto de Malvinas se presenta desde una perspectiva poco convencional. La película demuestra un enfoque respetuoso, evitando juicios y mensajes directos.
León de Aranoa construye un relato violento y atrapante. El resultado es un film correcto e interesante que no evade los tópicos típicos de las biopics sobre personajes oscuros que terminan en la desgracia tras su periodo de esplendor.
Un relato clásico de enfrentamiento a las adversidades con todos los vaivenes habidos y por haber. todo hasta llegar a un grand finale cuyo resultado difícilmente resulte inesperado.
Si el resultado final no es del todo convincente, es por ciertos subrayados en los paralelismos temporales y una serie de casualidades que resultan demasiado forzadas.
Es la película nacional más emotiva en mucho, muchísimo tiempo. Esas ganas de moverle el corazón -antes que el cerebro- al espectador hacen de ella una bienvenida excepción en una cinematografía que suele abrazar la solemnidad.
Se erige como una propuesta simpática y atractiva, a la vez que un homenaje a un tiempo y a una forma de hacer y pensar el cine que se fue para ya nunca más volver.
La enésima muestra de que la presencia de un grupo de actores y actrices con amplios pergaminos en el arte de la generación de risas ajenas es elemento fundamental, pero no suficiente, para una buena comedia.
Más allá de la indudable tensión y la precisión de ciertos diálogos, 'El paciente' resulta ser más atractivo como concepto que en su ejecución. Es difícil no considerar que la historia podría haber sido más efectiva en formato de largometraje.
Si 'El conjuro' se mantenía dentro de los carriles del verosímil interno, con su impronta setentosa y su atmósfera levemente enrarecida, aquí Wan vuela todos por los aires apostando a la fantasía y el gore más crudo y visceral.
Es, pues, un cabal ejemplo de ese tipo de películas que apuesta por una trama con innumerables giros pero desconfía de la inteligencia del espectador para seguirlos.
El director narra con buen pulso un thriller de detectives torturados y asesinos seriales, pero que esconde algunas manipulaciones no demasiado justificadas.