Maravillosamente representada con su cambiante paleta de colores y una multitud de ideas sutiles trasladadas con elegancia en imágenes, es una película simple y profunda, sofisticada y clara.
Léonor Serraille continúa su ascenso con un sofisticado segundo filme que retrata los difíciles quince años en la vida de tres integrantes de una familia.
Con un cautivador impulso de acción y un sabor a compromiso pacífico y feminista, la película llama la atención por su desarrollada sensibilidad artística.
Una película conmovedora, dinámica e intrigante. Una mezcla que permite a Christophe Blanc sacar a la luz con sutileza las verdades escondidas en el alma herida de cada uno de los personajes sin caer en el melodrama.