Magnífico nuevo Muñeco diabólico, orgiástica y hemoglobínica celebración del terror. Salpicada de humor negro, solidaridad y paranoia violenta infantil, Muñeco diabólico sí que es nuestro mejor amigo.
179 minutos de la más absoluta nada. El cenotafio que Ari Aster ha erigido no alcanza las tres horas porque deja al espectador ese minuto extra para reflexionar sobre cómo lo han engañado.
Estructura de comedia humana a lo Honoré de Balzac, Le Guay emplea la literatura clásica como un instrumento moral, tanto para narrar una historia de amor como para abordar la corrupción política.
La película presenta una divertida y feroz crítica a la naturaleza humana: todos los personajes son egoístas, mezquinos y manipuladores. Su concepto de convivencia y armonía se convierte en la mejor burla de todas.
Calbérac juega de manera brillante con el intercambio constante de roles entre los personajes, explorando la vida y sus etapas como un juego de madura inmadurez.
No anda muy alejado 'El hombre más enfadado de Brooklyn' de modelos más Preston Sturges que Frank Capra: el cinismo batalla todo el metraje de la película con el buenrrollismo.
Parece iniciarse como una irónica comedia sobre la crisis económica para acabar asentándose en el drama, y haciéndolo todo con una elegancia formal digna de elogio.
Una curiosa mezcla que sorprende en muchos aspectos. Destaca su tono de comedia al estilo italiano, que logra sacar sonrisas en los momentos adecuados. Sin embargo, las canciones no logran integrarse completamente con el resto del metraje, lo que debilita la cohesión de la obra.
Logra el milagro, tan insólito en los productores Made in Spain, de que humor, patetismo y melodrama fluyan por un mismo cauce sin apenas arritmias, o las perdonables de un debut. Lo mejor: el reparto.
Comedia errática que no logra alcanzar por completo sus objetivos. Es una pena, ya que la verdadera clave de su éxito debería haber sido el enfoque en lo sexual, en lugar de centrarse en tensiones que quedan mal resueltas.
'Bullet Train' es un explosivo cóctel que juega con una compleja serie de conexiones. David Leitch permite que Brad Pitt brille de una forma nunca antes vista, llevando este cóctel molotov a toda velocidad.
'Venom' es, ante todo, una exhibición del talento de Tom Hardy, quien ofrece una interpretación que recuerda a la histrionismo de Jim Carrey. La película intenta explorar caminos diferentes, pero se queda corta en su ejecución.
Vestida con los ropajes de una comedia que nunca provoca una sonrisa, 'Buenos vecinos' es un descenso a los infiernos que desnuda a la sociedad islandesa.
Antipática y pesimista tercera entrega. Poiré y Clavier lo relatan con un mal gusto deseable, cargados de un humor ácido y grotesco que la época demanda.
Destinada a quienes disfrutan de historias de heroínas audaces. Lo más destacado es que respeta la madurez del espectador, aunque con un tono provocador. En contraposición, no se sumerge completamente en el mundo del melodrama machista.