Affleck no trae ideas nuevas, pero ejecuta cada aspecto de manera excepcional. Un conjunto de talentosos actores secundarios que enriquecen la narrativa, añadiendo un aire de clásico a la película.
Tan imperfecta y burbujeante como el amor. Los actores están bien escogidos y mejor dirigidos, la música es una delicia y, por encima de todo, el tono es el idóneo.
Una obra inteligente y ambiciosa, con una atmósfera cuidadosamente creada y una fotografía destacable. Los personajes, realmente fascinantes, parecen surgir de un experimento controlado.
Moverman revela la realidad al espectador de una manera impactante, pero evitando la crueldad. La película es precisa y poética, y el desempeño de Gere es admirable.
La acción avanza tan rápido que apenas toca la esencia de la historia que intentan narrar. Este problema también se presenta en el aspecto romántico, donde los personajes carecen de profundidad.
Cine del mejor género. El guión demuestra un trabajo de documentación impresionante. Este niño es excepcional y tiene la capacidad de enfrentarse a cualquier desafío.
El secreto está en la masa. La historia es tan convincente que la pizza siempre resulta exitosa, sin importar los ingredientes. El chef Richet sabe seguir la receta y mantiene la tensión en su narrativa.
Un relato oscuro y por momentos confuso, que funciona gracias al tremendo pulso narrativo y la potencia de sus personajes, además de aderezos como la excelente banda sonora.
Inicia con ecos del cine clásico, sin embargo, en un punto pierde fuerza. Lo que era clásico se siente anticuado y la cámara no consigue captar la esencia de la narrativa de Simenon.
En los momentos donde los diálogos ceden ante la acción y la cámara se encuentra a plena vista, la esencia del conjunto se resiente, revelando su lucha por alcanzar una verosimilitud convincente.
La película presenta una serie de clichés inagotables, pero lo más notable de "Doble visión" es su elemento sobrenatural, que recuerda al cine de terror oriental contemporáneo, aportando un giro final intrigante. Además, la producción es impecable y mantiene el interés del espectador.
La trilogía ha mostrado un notable avance visual, aunque ha perdido algo de su frescura. Las constantes explosiones de humor son tan abundantes que a veces aciertan en el blanco. Lo que falta en sutileza se compensa con una gran efectividad.
Géneros escurridizos. La directora incorpora leyendas sobre niños ahorcados y una red de trata de blancas. Lamentablemente, pierde el control de la narrativa.
Si hay un aspecto que no funciona es el contexto. Se perciben ciertos comentarios que se pierden entre el ruido de los disparos. La cinta logra divertir, sin embargo, carece de esa chispa emocional.
Una película que, durante excesivo tiempo, se limita a mostrar ego y fotogenia. Carece de reflexiones profundas o, al menos, de un argumento más dinámico.
Actores competentes y una realización adecuada. Es una película perfecta para disfrutar de una tarde. Hacer reír es complicado, pero se agradece cuando alguien lo logra.
La directora logra un filme realista y bien ejecutado, incluso si la protagonista no es un gran descubrimiento. Su insistencia en desafiar los prejuicios hace que valga la pena verlo.