El timo injusto es una colección de estrategias supuestamente efectivas que carece de un índice que organice su contenido, lo que dificulta su consulta.
La película omite la fase de preparación del golpe, que tenía el potencial de ser la más fascinante, y se lanza de lleno a la acción, buscando mantener la atención del espectador.
El inicio de esta nueva adaptación de una comedia danesa no destaca mucho, ni la dirección resulta particularmente impactante; sin embargo, sorprendentemente, la película logra funcionar bien, dejando poco espacio a las críticas.
Tropieza más de una y más de dos veces en la piedra de la ingenuidad. Como pieza publicitaria tiene su punto, y aunque como drama cinematográfico se disfruta, hay tramos que son mejores que otros.
Mezcla precisa de realidad y ficción. Su mayor logro es que un espectador blanco no solo experimente compasión, sino que logre identificarse con la narrativa.
La película presenta una parodia tanto al modelo original como a sí misma, siendo una secuela que se sostiene por sí sola y resulta bastante estridente.
Un capítulo soberbio con elementos de violencia y terror que podrían resultar contundentes en televisión. Sin embargo, lo más destacado de la película es su guion, que mantiene un nivel alto a pesar de algunos leves altibajos.
El guión carece de claridad en sus direcciones, oscilando entre una repetición innecesaria, que es un defecto menor, y algunas innovaciones que, a excepción de los primeros minutos, resultan inconsistentes.
La adaptación de la novela es brillante. Nos hace reflexionar de manera profunda y, lo que es más difícil, sin caer en lo trascendental ni resultar tediosa.
Es una película que suele estar presente en festivales y recibe buenas recomendaciones de los críticos. Aunque estas características son valiosas, no aseguran que conecte con el público en general.
Obra oscura y hermosa, resalta por su impresionante fotografía y sus intenciones profundas, además de la actuación de la talentosa debutante Haizea Carneros. Esta película logra ser única y evocar grandes títulos sin caer en la copia.
Lo más interesante es la perspectiva única de Comas, que genera una sensación casi estratégica; resulta complicado determinar si se trata de un documental o de una brillante creación ficticia.