Aplica las viejas recetas ya contrastadas y se limita a aprovechar el encanto de sus intérpretes. Una oportunidad para reencontrarse con dos grandes actores embarcados en un mensaje obvio pero saludable.
Ofrece destellos de talento, reforzado por tres intérpretes de primer nivel. (...) Muchos directores sacrificarían un ojo por reunir en su filmografía tres o cuatro escenas capaces de compararse con algunas de las que se ven en esta película.
Buen cine hecho con prisas. M. Night Shyamalan reflexiona sobre la fugacidad de la vida con una nueva muestra de terror suave. Lo hace a su modo y presenta momentos que rozan el ridículo.
Una película casi imposible de recomendar, menos aún a una madre o a una novia joven. Sus innegables virtudes quedan ¿empañadas, subrayadas? por una caligrafía torva y estilosa a la vez.
Fuqua recurre a los recursos más habituales del género y elabora una narrativa que ofrece una perspectiva diferente en el contenido, aunque no así en la presentación.
El espectador puede jugar a tratar de adivinar de qué película está copiada cada escena. Es una sucesión de parodias, en teoría involuntarias, ejecutadas por actores de primera fila.
Lo que el espectador observa durante largos minutos parece un compendio de descartes de «Juego de tronos» o una reciente entrega de la saga Marvel. No hay ni una pizca de leyenda que disfrutar.
Díaz Yanes separa la yerma de la letra y derrama toda la sangre necesaria, abordando la historia sin artificios. Sin embargo, sorprendentemente, la película carece de minutos y de recursos para el capitán de nuestro cine.
A la fuerza hay que ver esta película de aventuras con indulgencia porque un análisis mínimamente riguroso de su argumento nos llevaría a una desagradable sucesión de denuncias: que si el guión es ridículo.
Una historia que rebosa magia. Se podría pensar que tiene pocos defectos. Cuatro directores brindan diversidad y cuidan cada detalle, logrando un producto casi perfecto.
Es parte de la evolución de un sello único, un milagro del que, si uno se deja llevar, saldrá casi levitando. Hay belleza, originalidad y elegancia para conectar emociones, deseos y sueños.
Caro se hace cargo de la historia más feminista del catálogo de Disney y la actualiza con energía y recursos, aunque quizás no logra transmitir toda la emoción que se esperaría. Utiliza numerosos elementos clásicos del género.
El único inconveniente de la película es que algunas escenas pueden asustar a mi hija de cinco años. A diferencia de otras superproducciones, estas crónicas son breves pero intensas y bien desarrolladas.
Este drama se sostiene sobre la poderosa actuación de sus actrices y carece de efectos especiales o un extenso reparto. La película narra una historia grandiosa sin perder la esencia de su simplicidad.
Película intimista. Curran ha explorado este mundo sin eludir ninguna arista, ofreciendo un trabajo reflexivo sobre un viejo problema, que culmina con un final engañoso.
Empieza con una escena fabulosa. Sin embargo, una vez que se han gastado los primeros millones de dólares, la creatividad parece agotarse. El argumento se vuelve tan predecible como monótono.