Tres o cuatro líneas de diálogo bien expresadas y la presencia de dos actrices llamativas no logran elevar la película por encima de los altos estándares que se esperan de un gran musical.
Un toque de sal gruesa en la trama, momentos divertidos distribuidos y un elenco efectivo, aunque en ocasiones algo sobreactuado, logran crear un producto que resulta entretenido y placentero.
El director y guionista logra sacar el máximo provecho de las situaciones y chistes, aunque algunos de ellos son un poco controvertidos. Sin embargo, hay detalles que distraen un poco del resultado final.
El regreso del destape llega con Bellucci. Sin embargo, cuando la magnífica madurez de la musa se aleja de la pantalla, la película se sumerge en un abismo sin rumbo ni lógica.
Lipinski logra redactar un ensayo impactante que critica tanto la relación de pareja como el concepto del matrimonio. La elección del elenco es también acertada.
Ingeniosa película que, sin embargo, pierde fuerza en la resolución de su trama al dar demasiadas pistas y permitir que la tensión se disipe. A pesar de esto, ofrece una propuesta única.
El guión brilla al desarrollar un personaje que, a simple vista, podría parecer oscuro, a través de monólogos internos fascinantes. No obstante, la acumulación de mentiras puede resultar abrumadora.
Jason Isaacs, Martha Plimpton, Ann Dowd y Reed Birney ofrecen una actuación excepcional que destaca en este sorprendente duelo. La trama se desarrolla de manera inteligente, manteniendo el interés del espectador en todo momento.