La película de Phillipe Lacôte se mueve entre la fantasía y la dura realidad del sistema penitenciario, abordando el deseo humano de escuchar historias y la curiosidad por lo que sigue en la narrativa.
Es más efectiva cuando los desencuentros entre los personajes surgen de su introversión, y menos cuando sus gestos y palabras hacen evidente la timidez.
Muntean, un destacado cineasta rumano, presenta una experiencia cinematográfica que sumerge al espectador en las distintas fases de desesperación vividas por sus personajes.
En su debut en el formato de largometraje, el director de Oaxaca se enfrentó a uno de los desafíos más provocativos del cine mexicano contemporáneo: renunciar al tono épico comúnmente ligado a la crítica social.
La película elude caer en denuestos políticos o en el heroísmo excesivo, y se enfoca en la lucha interna de esta sobreviviente para conectar con los demás.
La primera secuencia del documental es un excelente comienzo. Sin embargo, es frustrante que la narrativa pierda su rumbo tan pronto. Luego, el reportaje cae en un enfoque demasiado editorializado, subestimando la inteligencia y creatividad del espectador.
En días en que se cree que el cine, especialmente el dirigido a un público infantil, debe esquivar temas complejos, Carrera se atreve a explorar este oscuro y melancólico largometraje animado, que se sitúa entre lo mejor del género.
Es una película que no se centra en la exactitud histórica, sino que se evalúa por su atractivo visual y, principalmente, por la intención positiva que transmite.
La narrativa del melodrama mexicano se centra en la interacción entre los ricos, que son a la vez arrogantes y elegantes, y los pobres, quienes a pesar de su falta de recursos poseen una bondad genuina. Sin embargo, la representación de las clases bajas como algo ajeno a lo cotidiano contradice la idea de integración entre las distintas clases soci
Con una base de terror, un ritmo envolvente de thriller y una atmósfera futurista, esta historia transforma algo que parecía lejano en una experiencia que resuena con todos los espectadores a nivel mundial.
La edición y dirección de Geoffrey Smith logra atravesar la conciencia del espectador, seleccionando momentos y reacciones impactantes que permiten visualizar la magnitud del horror.
El director presenta siete viñetas en forma de falso documental, desafiando las normas del true crime, un género que, a pesar de su popularidad, carece de propuestas innovadoras.
Koreeda permite que sus personajes busquen la redención, aunque eso no implica que se les quite el peso de sus arrepentimientos o la sombra de un pasado que podría haber sido más positivo. Esto es una realidad tanto para ellos como para su audiencia.