Un filme de intrascendencia notable. Hay una magia en el humor de los años ochenta que se extraña; quizás éramos más inocentes en aquel momento o simplemente esta es una secuela decepcionante.
No se vaya con la finta, va más allá de una película infantil. Tiene sus cosas pero al final, mucho más valor como historia de lo que en un principio se antoja.
El problema con Leterrier, el director, es que resulta casi siempre un buen artesano y cuando parece que se va a adecentar, sale con estos asuntos. Bien hecho en lo visual, pero muy mal contado.
Hay que ver con cierta indulgencia a 'Socias en guerra'. Es una película de humor básico que no logra aportar nada novedoso. Simplemente, resulta mala sin matices.
Cine feminista sin etiquetas ni estridencias, que destaca por su dulzura y humanidad. Una obra accesible a sensibilidades que trascienden la moda comercial.
La adaptación fílmica de la obra busca no comprometerse con el espectador, pero carece de audacia y generosidad. En su lugar, presenta una obediente interpretación al lenguaje del cine que, sin embargo, logra ofrecer algunos momentos destacados.
Una obra que ofrece una prometedora bocanada de aire fresco, especialmente considerando que es su ópera prima. En esencia, se trata de una creación que redime sin caer en el chantaje emocional, dejando un agradable sabor de boca.
La reflexión del largometraje, las 'Distancias cortas' que alude el título, está implícito en lo que vemos. Y este no remarcar lo que está en pantalla le da el lustre de la sencillez al relato.
Por principio, parecía que Caro era el indicado para llevar esta historia a la pantalla, pero ya perfilado un estilo, una narrativa, un tono, una manera de contar, pudo más la costumbre que el amor. Una pena, porque talento había.
Documental que navega con indudable química hacia el público, se disfruta por su filosofía visual y análisis de la pulsión creativa, a pesar de que sucumbe a la tentación de lo artificial por momentos.