Lo interesante del filme es que, a pesar de la trayectoria heroica del personaje, este no es virtuoso y está lleno de dudas y errores. Es una biografía que se enmarca dentro de lo convencional, lo que la convierte en una obra disfrutable para el espectador.
El filme se presenta como una opción narrativamente más fascinante que muchas de las propuestas cinematográficas actuales orientadas al entretenimiento. Sin embargo, incorpora ciertas complacencias propias de Hollywood y una edición que podría haberse beneficiado de unos minutos menos.
Un duelo de actuaciones entre Viola Davis y el recién desaparecido Chadwick Boseman. Los dos imprimen un sello de dignidad y tensión a sus personajes y sacan provecho de sus diálogos, siempre agudos y de doble filo.
Es una invitación a ver algo lúdico, inteligente y sobre todo reflexivo en torno a una parte –pequeña, específica- del trabajo del director de 'Los olvidados'.
Es un cuento de tintes clásicos y metáforas ricas. Un deleite visual y sensorial. Un legado de un artista global que nunca ha hecho concesiones a una industria global perdida.
Se dan a la tarea de contar –desde la perspectiva de lo imaginario- un momento específico del mundo cinematográfico estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial. (...) Eso sí, la serie tiene como línea a la corrección política en todas sus presentaciones.
Si le damos el beneficio de la duda a Emmerich, el filme destaca por sus referencias genéricas. Sin embargo, como drama resulta poco convincente, ya que la naturaleza coral de la obra le resta intensidad.
El filme destaca por varias razones. En todas hay juego autorreferencial. El chiste está en dejar el comic-fan de lado, para dejarse llevar por una historia que fluye bien. Porque su director nunca ha pretendido otra cosa que el cine y la edición de la más pura evasión.
Es una aguda, suave, irónica y juguetona mirada a la crisis personal y creativa pero su neurosis como relato la convierten en una historia agridulce y cáustica.
La película es una grandiosa y entretenida ficción, tan evasiva e impactante que afortunadamente evita cualquier atisbo de realidad. Esto es lo de menos; estamos ante el abrumador espectáculo del mundo del entretenimiento.
Es un melodrama de remembranza sólido y discreto con pretensiones de tema político, donde resulta medio sospechoso por las licencias que se toma. En todo caso comprueba cómo Hollywood reconstruye la historia a partir del ascenso de lo pop.
Anderson construye una tensión melodramática a través de silencios, lo que resulta ser un acierto notable. En muchas ocasiones, en el cine, menos es más.
Es una película encantadora, realmente hermosa y que no tiene otras pretensiones. Se trata de un filme que compite con dignidad por el Oscar y se atreve a incluir ciertas audacias humorísticas. No más, pero tampoco menos.