Es una biopic que tiene que inventar recursos para crear, en forma forzada, una curva dramática a partir de una serie de eventos que no encajan en la cohesión que se espera del cine clásico.
Hay buenos parlamentos, pero están perdidos entre una mayoría de diálogos bastante pobres. El tratamiento agrega un sentimentalismo desparramado que recuerda cierto cine asiático.
La película es valiosa por su contenido y está elaborada con gran habilidad. La supervisión de montaje a cargo del uruguayo Fernando Epstein aporta una garantía de fluidez y coherencia.
'Bohemian Rhapsody' se logró coronar con personajes empáticos, historia interesante, curva dramática intensa, tremendo showdown y distintos tipos de trasfondos emotivos que al final pueden generar alguna lágrima y una sensación gozosa de éxtasis y catarsis.
Aquí hay elementos especialmente poéticos, dado que los entrevistados elegidos son creativos, inteligentes y sus historias están cargadas de emociones.
Guierman, como es habitual en su estilo, emplea diálogos entrecortados donde un personaje expresa un mensaje contundente mientras el otro lo ignora y continúa hablando de un tema diferente. Aunque es un recurso sencillo, resulta más accesible.
La primera línea aborda la superación de las inseguridades relacionadas con la diferencia de edad y estatus social. La segunda línea se presenta como una emotiva despedida, al estilo de Love Story. La actuación de Annette Bening es realmente sobresaliente.
Esta es una realización francesa de formato estándar, con buenos valores de producción y con perspectivas en el mercado internacional. El asunto es interesante y la película está bien hecha. Es ilustrativa.
Sorrentino se destaca como uno de los más grandes estilistas del cine contemporáneo. En esta obra, se pueden reconocer sus características habituales: un marcado aprecio por las simetrías, el uso de gran angulares extremos que distorsionan las imágenes en los márgenes y la presencia de numerosos travellings hacia adelante y hacia atrás.
El enfoque de la realización es algo superficial. Además, el guion depende en exceso de silencios sin sentido y de acciones irracionales para crear tensiones dramáticas.
La narrativa es muy ágil, llena de idas y vueltas en la cronología, mediante las cuales se nos van revelando de a poco las distintas facetas de la situación. Es magnífica la actuación de Zuzana Mauréry, oscilando entre lo amable, lo ridículo y lo siniestro.