Ese relato aparece sustanciado con una cantidad impresionante de material visual. Cuando lo escuchamos tocar y escuchamos sus creaciones y arreglos, es imposible no amarlo.
Aparte de reírnos y asombrarnos con Keaton, podemos observar el notable timing cómico-estético de Bogdanovich para montar los fragmentos de películas para ilustrar tal o cual aspecto.
En los primeros 20 minutos se caracterizan con cierta nitidez una buena veintena de personajes, y hasta el final estaremos descubriendo detalles sobre su psicología y sobre su pasado, hasta componer un cuadro singularmente complejo y ambiguo.
A lo largo del film se intentaron diálogos “ingeniosos y fuertes” que, en verdad, son pobrísimos. Sin embargo, hay muy buenos momentos de acción. Especialmente en el inicio.
La subnarración en voz en off se presenta como un relato casi autosuficiente, lo que no significa que la película sea simplemente un cuento oral acompañado de imágenes. La tensión entre la narrativa oral y la representación visual es crucial.
Son notables y admirables la atención, el cuidado, el cariño, la fineza y el talento con que tantos aspectos de la cultura y la sociedad mexicanas fueron encarados en esta película.
Una de las joyitas de la Hollywood clásica: todo cierra y uno no puede sino maravillarse frente a tal desborde de talento y competencia técnica que derivan en una increíble frescura.
No gustó a las autoridades soviéticas. La discrepancia no estaba en la “política práctica” sino en la estrategia estética. 'Felicidad' recurre a un humor grotesco, hiperbólico, delirante, caricaturesco, con rasgos de slapstick y absurdo.